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Los antojos del maestro Tabárez, parte II

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Los Antojos del Maestro
Rosa, Daniel

SELECCIÓN

Las conclusiones que dejó el segundo partido de la Celeste en la Copa América de Brasil 2019.

La selección no fue la misma del debut. Se extrañó más de la cuenta a Vecino y pareció que el recambio de Tabárez no fue el indicado: Valverde era más afín a Bentancur que Torreira. Japón hizo lo suyo casi a la perfección y maniató a la Celeste con un planteo táctico tan efectivo como veloz y le sacó un empate 2-2. Uruguay sigue en carrera, pero desnudó carencias en todas sus líneas antes del partido clave con Chile.

Vecino

Se lo extrañó, ¿por qué no Valverde por Torreira?

Muchos minimizaron la ausencia de Vecino en el mediocampo, pero la sintió todo el equipo. El manejo de pelota no resultó el mismo, quedó en evidencia que el cambio de Tabárez no era el indicado. Era mucho más afín al juego Valverde que Torreira y se notó con su ingreso. El equipo falló en el juego y en la administración de la pelota. Tampoco rindieron Nández y Lodeiro. Demasiada ventaja.

fondo

La velocidad rival provocó un tembladeral

Más allá de que “los goles fueron evitables”, como dijo Tabárez en conferencia, la velocidad de los japoneses desnudó falencias en la última zona defensiva. No rindieron los laterales (en la marca) y tanto Godín como Josema la pasaron mal en el uno a uno. De hecho, Uruguay recibió dos goles y pudo haber recibido alguno más. Muslera también anduvo flojo (en los dos goles), lo que contribuyó al tembladeral.

las bandas

Sin generación, ¿no era hora de Jonathan?

A Tabárez le gustó apostar al mismo equipo que en el debut, cuando las características del rival eran muy diferentes. Había que atacar por las bandas y enfrentar a un conjunto muy veloz. ¿No era hora para Jonathan Rodríguez por una de las bandas? Tal y como se dio el partido, parece que sí. Pero el DT apostó a la tenencia y eso terminó en centralizar el juego con pases cortos e intrascendentes.

CAVANI

Jugó en todos lados

Desde el inicio se vio que tanto Suárez como Cavani estaban enchufados, pero nadie imaginó que se les iba a cerrar el arco rival. Cavani fue un todoterreno. Jugó adelante, en el medio y terminó sacando pelotas del área Celeste en varias oportunidades. El horizontal evitó un par de goles y la selección pagó caro esa falta de efectividad. Se generaron 29 chances y se convirtieron solo dos goles de pelota quieta. Poco.

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