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El segundo más largo de la historia: Federal 73

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Trouville
Archivo El Pais

Aquel torneo y también su último instante todavía se recuerdan: Peñarol le ganó a Trouville con doble agónico y polémico en la vieja cancha de Hebraica.

Esta es una historia de un segundo. Pasaron más de cuatro décadas, durante las cuales el básquet cambió en forma radical. Entonces se jugaba generalmente en canchas abiertas, los partidos tenían dos tiempos y no había triples. Uno de los protagonistas fue Peñarol, que ya no compite en este deporte. Tampoco existe más el escenario donde ocurrieron los hechos, que al final se pueden resumir en un segundo. El más largo de la historia del básquet nacional.

La prensa de la época calificó al Federal de 1973 como “el más apasionante que se recuerde”. El Trouville de Alejandro Nin, Bocha Caresani y Mahoma Wenzel venía haciendo gran campaña, pero una caída ante Hebraica y Macabi -con su estrella Omar Chumbo Arrestia- frenó su marcha. De cualquier manera, si derrotaba en la última fecha ante su vecino de barrio, Bohemios, era campeón. Los albimarrones, a la vez, peleaban para escapar del descenso. Aquel 2 de febrero de 1974 ganó Bohemios y se salvó. Y al tope de la tabla se registró un triple empate entre Trouville, Hebraica y Peñarol, donde se destacaban Germán Haller, Manolo Gadea y Washington Poyet (el padre de Gustavo).

Hubo que jugar un triangular decisivo. En la apertura, el 10 de febrero, Peñarol venció a Hebraica por 58-55. Dos días más tarde, Trouville derrotó a Hebraica 68-67 gracias a un doble de Wenzel faltando cinco segundos. Estos dos encuentros tuvieron lugar en el Palacio Peñarol.
Para la definición del 14 de febrero entre aurinegros y rojos se prefirió un escenario neutral: la cancha de Hebraica, abierta, con piso de asfalto y tableros de madera sostenidos por arcos de cemento, que estaba ubicada donde años más tarde se construyó el Edificio Libertad. Aunque Canal 12 transmitió en directo, las tribunas estaban repletas (se vendieron 3.533 entradas) e incluso mucha gente se sentó sobre los muros exteriores del recinto. Por Peñarol salieron Bianchi, Poyet, Bomio, Gadea y Haller; por Trouville, Wenzel, Caresani, Luhers, Riet y Alejandro Nin.

Con un gran trabajo de Haller -hizo 34 puntos aquella noche, sin triples- y Gadea, Peñarol llegó a sacar 12 en el primer tiempo. Pero en el segundo Trouville comenzó a acercarse gracias a una seguidilla de dobles de Luhers, mientras el aurinegro iba perdiendo titulares por foules. Gadea intentó retener con su gran habilidad, pero el equipo de Pocitos logró empatar con un doble de Izuibejeres, a falta de cinco segundos. Y el rojo parecía mejor plantado para el casi seguro alargue.

Cuando quedaba apenas un segundo, Peñarol tuvo un saque lateral debido a una falta. Haller, el goleador de la noche, se llevó toda la atención de Trouville, pero el pase de Alonso fue hacia Hugo Bandido Bianchi. Sin embargo, este no pudo retener la pelota, que picó una vez en el asfalto. El jugador aurinegro retomó el control, tiró al aro y embocó. Fue doble, triunfo (70-68) y campeonato. Todo en un segundo. ¿Todo en un segundo?

La polémica fue instantánea. Trouville protestó pero ya era tarde. Además, el reloj lo llevaba el delegado de Trouville, Gervasio Lima, conocido por todos como el Negro Federico. ¿Qué había ocurrido? También él se distrajo mirando al goleador aurinegro… “Yo seguí a Haller y no vi que la pelota picara. Si picó, la jugada no es válida”, declaró a la prensa, después de pasar dos noches en vela según confesó.
La incidencia ocupó toda la primera plana de El Diario, habitualmente reservada noticias espectaculares. Se pidió revisar el videotape del partido pero la respuesta fue que no había quedado grabado. “Trouville perdió el campeonato pero no la dignidad deportiva”, afirmó el dirigente Gonzalo Aguirre, años más tarde vicepresidente de la república, para dar por concluido el episodio.

Para Peñarol fue el comienzo de una gran época, que se extendió hasta 1983 con cuatro títulos federales (en toda su historia fueron seis) y un Sudamericano de clubes. Después vino el bajón, el descenso y la desafiliación en 1997, discutida decisión del entonces presidente José Pedro Damiani. Trouville debió esperar hasta 2006 para festejar el máximo título, ya en la era de la Liga Nacional. La campaña de 1973, sin embargo, nunca fue olvidada. “Los amateurs que enfrentaron a los profesionales”, según se destacó en un reencuentro de aquellos jugadores realizado en 2013. Ese mismo año, Peñarol regresó fugazmente a la cancha: como homenaje a los campeones sudamericanos del ’83, varias figuras de la Liga, hinchas del club, se pusieron la camiseta aurinegra para enfrentar a Peñarol de Mar del Plata. Treinta o cuarenta años no son nada, pero un segundo puede quedar marcado para siempre.

El emocionado recuerdo de un hincha de Trouville

Tomé la Onda en lGorlero y la 27 con la ilusión de ver a Trouville campeón luego de una brillante campaña dirigido por el Inglés Blixen. Llegué a la puerta del club a primera hora de la tarde sin entrada. El Cubija Paladino me salvó, una de menor, ómnibus y a la cancha de Hebraica, temprano, como todos los partidos de un cuadro que revolucionó al barrio y removió a su fiel hinchada acostumbrada a pelear el descenso.

Con 15 años queda el recuerdo de la entrada a la cancha del equipo que llegaba a la final luego de un torneo sensacional, llenando todas las canchas.

Aquel partido muchos lo recuerdan como el del “segundo más largo de la historia del básquetbol”. Los hinchas de Trouville recuerdan una campaña espectacular, una hinchada fiel y consecuente que acompañó como nunca.

Luego del empate con aquel doble del Chino vino el famoso episodio del querido Negro Federico: saque de costado, el pase al Bandido Bianchi con una marca referencia a Haller, la pelota que se le cae, la toma, tira y un reloj que sonó tarde y resquebrajó las ilusiones de miles hinchas rojos que no acreditaban como se había escapado el título.

En Chucarro, luego del partido, muchos se juntaron en el gimnasio recordando cada uno de los momentos vividos en ese Federal. Caras largas pero llenas de orgullo.

Sin querer había nacido la Generación del 73, la de Mahoma, Tuta, Bocha, Otto, los Nin, Gamarra, Daniel Bascou, el Palito Riet, Paladino, el Chino, la Bruja y Willie. El cuadro del Inglés, el que aún todos recordamos, con cariño, con sentimiento. Es que, Trouville es el vicecampeón más recordado de los Federales.

A 43 años del partido del “segundo” mi recuerdo y cariño a todos los que hicieron de aquel Trouville el furor del Federal, que sumó a muchos hinchas y simpatizantes. En mi caso, me hizo más hincha, pasión que aún conservo. Gracias al Catalán y a Raquel, que me inculcaron esa pasión roja.

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