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El líquido mágico y el color maldito

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El partido comenzó con retraso y se respetaron los colores.

El moderno y entretenido espectáculo que precedió a la final tuvo una consecuencia directa sobre la misma. El humo que formaba parte del show se condensó dentro de un Palacio Peñarol que no estuvo lejos de llenarse y ello derivó en una fuerte humedad sobre la cancha que, durante unos instantes, dejó intransitable la misma.

El inicio del partido tuvo que retrasarse no más de quince minutos, el tiempo que tardaron los operarios en secar la pista, con poco éxito al principio usando lampazos, pero rápidamente solucionado después con un producto especial para ello. El "líquido mágico" hizo su trabajo y a nadie le dio tiempo de impacientarse demasiado.

Otra de las anécdotas curiosas que tuvo esta tercera final tiene que ver con cábalas y camisetas. En la primera, Trouville jugó con su habitual uniforme de color rojo, mientas que Malvín lo hizo con un uniforme alternativo blanco con el que perdió por gran diferencia. En la segunda, ocurrió al revés; el "playero" entró con su azul habitual mientras que los de Pocitos usaron un color blanco que les llevó al mismo destino que su rival.

Para evitarse riesgos, este tercer partido lo jugaron con sus tradicionales uniformes.

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