MI OPINIÓN

Hoy en día, sobre todo en la Fórmula Uno, los cascos de los pilotos son verdaderos objetos de personalización, y su rol va más allá de representar un elemento de seguridad vital.

Por eso, muchos pilotos no dudan en modificar su casco de acuerdo a las circunstancias a lo largo de la temporada. Lejos quedaron los tiempos en los que el diseño permanecía invariable durante un largo período. Cómo olvidar el amarillo de Ayrton Senna, la banda escocesa en el casco de Jackie Stewart, el azul con visera de Jim Clark, el negro de James Hunt, el estridente casco verde de Henri Pescarolo, el de Carlos “Lole” Reutemann, y el blanco con dos rayitas de “Denny” Hulme.

En la actualidad, y si tomamos como ejemplo el Gran Premio de Mónaco, varios pilotos no sólo optaron por el “glamour” en sus diseños, sino que utilizaron los mismos para transmitir mensajes y rendir tributo a figuras destacadas.

Tal es el caso de Sebastian Vettel, y su casco en homenaje al gran Niki Lauda.

Hace 20 o 30 años, los sponsors no marcaban una notoria presencia. Pero la historia ha cambiado, hoy cascos como los de Hamilton, Vettel ó Verstappen, tan sólo éstos, facturan millones.