MI OPINIÓN
Un automóvil debe cumplir con los requerimientos básicos para su buen funcionamiento, y uno de los parámetros que debemos tener en cuenta son los amortiguadores. Recuerdo que una vez un amigo me dejó conducir su auto, y a los diez metros le pregunté asombrado: “¿Cómo podés para manejar esto? ¡No tiene amortiguadores! ¿Cuánto hace que no los cambias?” Y su respuesta, me dejó atónito: “No sé, creo que nunca los cambié. Tiene 100.000 kilómetros y ya me acostumbré a conducirlo así”. Realmente era una “góndola con cuatro ruedas”; afortunadamente conducía despacio y jamás salía a la ruta.
Ese auto era un accidente buscando suceder en cualquier momento. En una situación de frenar de emergencia, o de lluvia, o de llegar a una curva un poco rápido, era más que predecible que iba a perder el control del vehículo. ¿Acaso se puede ser tan insensible y no medir las consecuencias de no contar con amortiguadores en buen estado?. ¿Y qué tal si hablamos de circular sin dibujo en las gomas o no cambiar los limpiaparabrisas gastados?
Son cosas que aparentan no tener importancia, pero, lamentablemente, los accidentes muchas veces son causados por esas “cosas sin importancia”.