La Fórmula Uno ha cambiado enormemente, desde la época de Senna y Prost y ni qué hablar de los tiempos de Fangio y Moss.

Sobretodo ha cambiado en la confiabilidad de los autos.
En otras épocas, al final de las carreras, la mitad de los autos había abandonado. Chris Amon, tendría que haber sido campeón del mundo en 1968, pero su Ferrari solo terminó cuatro de once carreras.

El francés Alain Prost se retiró en una de cada cuatro carreras.
En sesenta carreras de la nueva Fórmula Uno híbrida, Hamilton abandonó seis veces y Rosberg cinco y eso incluye el choque en Barcelona que los eliminó a ambos. Esto en una era tecnológicamente compleja, habla maravillosamente bien de la confiabilidad de los motores y chassis. Hoy en día y especialmente en Mercedes, una rotura mecánica, es vista como una catástrofe que necesita una profunda investigación, porque es algo verdaderamente raro. Recuerdo a Lewis Hamilton, bajándose del auto en Sepang, luego de una rotura de motor y exigiendo explicaciones al más alto nivel. “No es aceptable”, decía Lewis, que se rompiera un motor.

Pero todos sabemos que a pesar de la confiabilidad, a veces se rompen.

MI OPINIÓN - FERNANDO PARRADO