MI OPINIÓN

Mi editorial de hoy está dedicado a un automóvil de 1999 que desde siempre capturó mi atención, por tratarse de un vehículo pulido, limpio, avanzado, recatado y delicioso. Cuando el Audi A2 irrumpió en el mercado, el formato de los autos ya se encontraba transitando desde los SUV hacia los MPV. Es así que el A2 se erigió como un “supermini alto”, cuyo principal atributo era el de contar con una construcción en aluminio que lo convertía en un automóvil super liviano. Ultra económico a partir de un motor de tres cilindros turbo diesel.

Su diseño exterior era muy Bauhaus-Audi, simple, sin adornos, donde la funcionalidad primaba ante todo. En mi opinión, se trataba de un coche muy deseable, pero que sin embargo, no tuvo mucho éxito en el mercado. Para algunos, demasiado caro, para otros, demasiado raro. Durante los seis años que duró la producción del Audi A2, lograron venderse 176.377 unidades en todo el mundo. Recuerdo haber visto uno en Montevideo, perteneciente a la Embajada de Alemania.

Hoy me doy cuenta de que el Audi A2 era un vehículo demasiado adelantado, tanto que éste se transformó en un “incomprendido” para esa época.