Tyson "pegó" duro; Pacquiao peleó lesionado, quiso inyectarse y no lo dejaron.
Obvio. Los ecos de la pelea que Mayweather le ganó a Pacquiao, al menos acá, no se acallan; al contrario. Con el correr de las horas se avivan las polémicas, continúan los comentarios, y hasta se entra en contacto con datos que no se manejaron antes y durante el combate.
Por ejemplo, ahora se sabe que el filipino se lesionó el hombro derecho hace tres semanas y, como le estuvieron inyectando desinflamatorios, cuando llegó al MGM a las 18:00 del sábado pidió que le suministraran una dosis, pero la Comisión de Boxeo de Nevada se la negó, porque el formulario médico que Pacquiao firmó cuando el lunes anterior arribó a la llamada “Ciudad del pecado”, decía que no tenía lesiones de ninguna clase.
Cabe decir que lo que se le inyectaba a Pacquiao era un componente de bupivacaine, celestone y lidocaine, que son medicamentos permitidos por la agencia de antidopaje; de la misma forma que es de orden señalar que la Comisión de Boxeo de Nevada puntualizó que ni el boxeador asiático ni nadie de su entorno informó de la situación, y que si lo hubieran hecho pudo haber tiempo de hacerle un examen electrónico que se llama MRI y podía aclarar el panorama.
En cuanto a lo que tiene que ver con lo esencialmente boxístico, lo mejor -o más gráfico- de todo lo que se dijo después del combate estuvo a cargo de Mike Tyson, que “pegó” duro como en las épocas en que peleaba: “¿Esperamos 5 años para ver esto?”; y tiene parte de razón, porque el trámite no resultó atractivo, al menos en la medida de lo que muchos esperaban.
En ese sentido, no dejó de sorprender -a uno, al menos- lo que dijo Pacquiao en la conferencia de prensa, cuando reveló que “yo pensé que estaba ganando”.
Es cierto, el boxeo muy frío, calculador y defensivo de Mayweather, sumado a su arrogancia, no gusta, genera antipatía y hasta rechazo; pero si el estadounidense “huyó” los 12 rounds, fue porque el filipino no supo cortarle el paso, le costó encontrar a un adversario que -moviendo la cabeza y la cintura- nunca le ofreció un blanco fijo, y en las pocas acciones en las que pareció localizarlo, terminó pegándole al aire.
Mayweather, que sabe lo que es caminar el ring, fue un maestro de la defensa y en ese aspecto dio una lección de boxeo como (ver “las cifras”) lo certifican con elocuencia las estadísticas del combate.
“¿Qué es el boxeo?”, preguntó Mayweather luego de la pelea, y se respondió a sí mismo: “Pegar y que no te peguen”, dijo; y siguió: “¿Y qué piensan que hago yo?”.
Como arriba del ring o en la vida diaria, puede no gustar, pero también ahí “Money” estuvo brillante: “Acá hay periodistas que viven criticando mi boxeo, y lo mío es ganar y sumar millones, algo que a muchos de ustedes les molesta; yo hago mi negocio”.
Más que negocio, un “negociún”: porque en 19 años de carrera como profesional, Mayweather ya había ganado 860.000.000 de dólares, a los que ahora sumó -entre la “bolsa” pactada y el porcentaje de venta de cajas de “Pay per View”- unos 220.000.000, por no dejar que Pacquiao le pegara; y encima, ganarle.
BOXEOÁLVARO RIET