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¡Viruela!: la extraña excusa del Ajax

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Foto: Archivo
Finale Europa Cup voor Landskampioenen

La negativa holandesa a disputar la Copa Intercontinental de 1971 ante Nacional tuvo en realidad una razón política, que originó revuelo diplomático.

La viruela, flagelo que hundía sus raíces en la prehistoria humana, devastó ciudades enteras de Europa, fue terrible azote para la población indígena americana durante la conquista española y se llevó a los hermanos Céspedes, leyendas del Nacional que iniciaba su historia, pero masivas campañas de vacunación lograron erradicarla hace ya cuatro décadas.

Pese a los avances médicos, la viruela fue el extraño argumento utilizado por el Ajax de Holanda, campeón europeo de 1971, para negarse a disputar contra Nacional, ganador de la Libertadores, la Copa Intercontinental de aquel año. En realidad era una excusa, porque la causa fue muy diferente y originó revuelo diplomático en Uruguay y Holanda, aunque no llegó a tomar estado público.

Tras la conquista continental frente a Estudiantes de La Plata en Lima, el 9 de junio del 71, los dirigentes tricolores comenzaron las gestiones ante Ajax para disputar el trofeo, que cada año representaba un acontecimiento fundamental del calendario a ambos lados del Atlántico. Se propuso jugar en setiembre en Amsterdam y la revancha en Montevideo durante octubre. Pero aunque llegaron periodistas holandeses para informarse sobre el campeón de la Libertadores, Ajax demoró en contestar la propuesta.

A fines de agosto, a pedido de Nacional, el tesorero uruguayo de la Confederación Sudamericana de Fútbol, Eduardo Rocca Couture, envió un telegrama al presidente, el peruano Teófilo Salinas, para que reclamara la respuesta del Ajax. Pocos días después, el club holandés avisó que solo jugaría si los dos partidos eran en Europa o bien uno en Amsterdam y el otro en Nueva York.

"Las razones, según los observadores, son el temor a que los jugadores del Ajax se vean confrontadas con un juego demasiado brusco en la cancha y a una actitud hostil por parte de los espectadores", indicó la agencia Associated Press. Jaan van Praag, presidente del Ajax, aseguró que el reglamento no obligaba a su club a jugar la Intercontinental.

Por esos días, un episodio fortuito precipitó los acontecimientos en Montevideo. El ministro de Educación y Cultura, Pedro W. Cersósimo, sufrió un accidente de tránsito leve, pero que lo obligó a quedarse unos días en su casa. Como los entonces neutrales de la AUF, presididos por Américo Gil, habían tenido contactos por diversos asuntos con el secretario de Estado, lo fueron a visitar. Resultó inevitable que hablaran sobre Ajax, el tema deportivo del momento. Incluso Cersósimo había declarado públicamente que las actitudes del equipo holandés eran "lesivas para la dignidad nacional".

Cuando estaban en plena charla, llegó también el presidente de la República, Jorge Pacheco Areco, para visitar al ministro. Según contaron participantes en aquella reunión, Pacheco se mostró molesto con la negativa del Ajax y decidió ordenar a la Cancillería que actuara.

El Ministerio de Relaciones Exteriores convocó entonces al embajador holandés, Peter van Blankestein, para que diera explicaciones. El embajador, obviamente, no las tenía, por lo que envió un telegrama a su gobierno en La Haya pidiendo instrucciones.

Mientras tanto, van Praag volvió a hablar sobre la postura de su club: "De ninguna forma se tiene que tomar como una ofensa la negativa de medirnos con Nacional en el mes de octubre. Esto simplemente se ha dispuesto así por los muchos compromisos internacionales y locales que tiene mi club tanto en Holanda como en el continente europeo. Pero Ajax está dispuesto a jugar la final con Nacional en Amsterdam o en cualquier otro país europeo".

Claro que Nacional no estaba dispuesto a ceder su localía en la copa. Salinas aventuró que la negativa holandesa podría determinar que los tricolores ganaran el trofeo sin jugarlo. Hubo dirigentes que incluso propusieron cortar relaciones con el fútbol europeo.

Los diarios holandeses se dividieron: algunos apoyaron la decisión de los campeones europeos, otros la criticaron. El Algemeen Dagblad consideró "cosa de opereta" hablar de la dignidad nacional. "El fútbol es tan importante en América Latina que los políticos no pierden la oportunidad para aprovechar una coyuntura como esta", dijo el periódico de Rotterdam. En cambio, el diario Volkskrant sostuvo: "Ajax cometió un error capital. Nacional tiene razón al acalorarse por una actitud que en América Latina, demasiado quisquillosa, es caracterizada como informal, arrogante y discriminatoria".

El 31 de agosto, el embajador van Blankestein entregó en la Cancillería uruguaya la respuesta oficial del Ajax: "La única razón es que se teme, por consejo de la directiva médica del club, que la vacuna contra la viruela pueda afectar a los jugadores, además de los síntomas de cansancio", se indicaba.

La respuesta dejó perplejas a las autoridades nacionales y del fútbol uruguayo. Nacional inició entonces las gestiones para disputar la Intercontinental contra Panathinaikos de Grecia, el vicecampeón europeo. La propuesta fue aceptada y se jugaron dos partidos en diciembre de aquel año, de ida en El Pireo y de vuelta en Montevideo. Y los tricolores conquistaron la Intercontinental, cerrando un año inolvidable. Ajax retuvo la Copa de Europa de 1972 y cambió su postura para jugar ante Independiente de Avellaneda, aunque en 1973 volvió a negarse.

En 1971, la viruela estaba ya en retirada en casi todo el mundo. Todavía se vacunaba en Uruguay y también en Holanda. La verdadera razón de la negativa, según dirigentes que participaron en las conversaciones, fue el temor holandés a la violencia política en Uruguay. De ahí la irritada reacción de Pacheco al enterarse.

Eran años de gran agitación en el país, con la acción del Movimiento de Liberación Nacional y otros grupos, pero el único episodio en el cual los tupamaros se metieron con el fútbol fue la toma de la planta emisora de radio Sarandí durante Nacional-Estudiantes, final de la Libertadores 1969. En una rápida operación, silenciaron el relato de Carlos Solé y pusieron en el aire la grabación de una proclama política, tras lo cual escaparon.

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Foto: Archivo

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