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El "Pajarito" se fue a Real Madrid

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Despedida. El “Pajarito” junto a sus dos sobrinitos. Foto: Fernando Ponzetto
FERNANDO PONZETTO

La camiseta de Campeón Uruguayo iba bien guardada en su valija.

Arriba Pájaro!". El grito sonó fuerte en el aeropuerto de Carrasco cuando Federico Valverde caminó hacia la zona de embarque y se mezcló con los besos, los abrazos y las lágrimas de familiares, vecinos, amigos y compañeros.

"¡Olé, olé, olé, oléee, Fedeee, Fedeee...!". Esa canción, entonada tantas veces en los partidos del "Pajarito" en las formativas de Peñarol, volvió a escucharse en la terminal aérea, mientras una bandera aurinegra se movía de un lado al otro despidiéndolo.

Federico Valverde viajó ayer rumbo a España acompañado por su representante, Gerardo Rabadja. Tras una escala en San Pablo llegarán a Madrid al mediodía de hoy. El "Pajarito" vivirá en la lujosa residencia de futbolistas que tiene el Real Madrid en Valdebebas. Y en los primeros tiempos jugará en el Castilla, la filial del equipo merengue.

De todas maneras, la idea es que apenas los dirigidos por Zidane regresen de Canadá, donde se encuentran haciendo la pretemporada, Valverde se vaya incorporando de a poco al equipo.

Los padres del "Pajarito", Doris y Julio viajarán el 16 de agosto hacia Madrid para acompañar a su hijo, lo mismo que su novia Julieta. "Yo lo que quiero es que mi hijo sea feliz. La persona, mucho más que el jugador", dijo Doris muy emocionada.

La despedida de Valverde, que se llevó en la valija la camiseta con la que fue Campeón Uruguayo con Peñarol, fue muy emotiva. Muchos de sus compañeros de las formativas carboneras se hicieron presentes para desearle suerte. Lo mismo que Néstor Gonçálvez, el captador que lo llevó a Peñarol. También sus vecinos y amigos de la Unión, el barrio donde se crió y donde comenzó a jugar a los tres años en Estudiantes.

Pero la despedida ya había comenzado la noche anterior, cuando Natalia, la esposa de su hermano Diego, le preparó su guiso favorito, con fideos, arroz y lentejas.

La llegada del "Pajarito" al Real Madrid parece haber estado marcada por el destino. A los cuatro años soñó que jugaba en un estadio repleto con una camiseta blanca en el pecho. A los once, el sueño se repitió. Cuando durante el Sudamericano Sub 17 Real Madrid se interesó en él, sus padres se acordaron del sueño. Y la primera vez que se presentó a entrenar en Peñarol, con 9 años, llevó puesta una camiseta del club merengue que su madre le había comprado en la feria. Cosas del destino.

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Despedida. El “Pajarito” junto a sus dos sobrinitos. Foto: Fernando Ponzetto

PEÑAROLSILVIA PÉREZ

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