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Amaral y Viña, los superhéroes

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Foto: AFP

De la cantera tricolor a la cantera de la Celeste: “sacamos la garra charrúa y estamos preparados para todo”.

Cuando el argentino Darío Herrera pitó y marcó el final del partido, un grito salió del alma y rebotó en las cuatro tribunas del “Atahualpa de Quito”. El “¡Uruguayyyy nomáaaa...!” se escuchó más fuerte que nunca. Los jugadores se abrazaban en el campo de juego, y los suplentes junto al cuerpo técnico, daban rienda suelta a su alegría.

No era para menos, se le había ganado a Brasil, de atrás, y en la hora, un sueño largamente anhelado desde el Sudamericano de 1981. Después de esa gesta, nunca más se le había podido ganar a los norteños en esta categoría.

Rodrigo Amaral, una de las grandes figuras que tuvo la Celeste, reconoció que “este grupo está preparado para todo. Lo hablamos en el entretiempo y por suerte pudimos sacar la garra charrúa para remontar y poder dar vuelta el partido. Queremos más, pero vamos partido a partido, nos quedan tres finales por jugar. Estamos bien, nos sentimos fuertes, pero sabemos que todavía no hemos logrado nada”, dijo tras la finalización del encuentro.

Matías Viña fue de los más felicitados. Entre abrazos y palmadas, el tricolor también tuvo su momento de gloria en el último suspiro del encuentro. Recibió el pase de Waller, la bajó magistralmente y definió con precisión quirúrgica ante el achique del arquero brasileño. Cuando vio que la pelota besaba la red, salió en carrera a festejar su gol. Sabía que era el de la victoria, el de la remontada histórica ante Brasil.

“Fue increíble. Lo pudimos dar vuelta, nunca bajamos los brazos, no nos entregamos y salimos dispuestos a revertir el trámite en el segundo tiempo”, dijo para los medios locales.

El jugador, nacido en las formativas de Nacional, sostuvo que la Celeste “sigue teniendo perfil bajo. No somos ni nos sentimos favoritos. Claro que queremos el campeonato, pero nunca vamos como favoritos. Vamos partido a partido y siempre respetando al rival. Lo bueno es que volvimos a sumar de a tres, volvimos a ganar y quedamos bien posicionados de cara al cierre del hexagonal, pero no nos sentimos campeones, para nada”, indicó.

Los cantos y los festejos siguieron en el camarín. Fue una victoria enorme, histórica, por la forma y por el tiempo que transcurrió entre el triunfo anterior y el de anoche: nada menos que 36 años.

Coito también se sumó a la fiesta. Siempre cauto, siempre con los pies en la tierra, pero era imposible no festejar con sus muchachos. Imposible...

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Rodrigo Amaral puso el empate entre Uruguay y Brasil.. Foto: AFP

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