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Con el grito atragantado

Peñarol y Nacional no se sacaron diferencias en un clásico muy disputado y poco jugado. El segundo tiempo tuvo las emociones del partido a boca de jarro pero la pelota no quiso entrar en ninguno de los arcos.

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RODRIGO DURANTE El clásico tuvo dos tiempos totalmente distintos. En el primer tiempo primó el desorden, el nerviosismo y la poca claridad para elaborar el juego. Ahí fue Peñarol el que inquietó más y se quedó con el protagonismo. El complemento fue para Nacional, que se soltó en el campo e hizo que el aurinegro se replegara.

Al minuto del encuentro el árbitro Fedorczuk se comió una amarilla para Alejandro Lembo. Zambrana se fue solo por la banda y el zaguero tricolor lo tomó sin pelota. Fedorczuk cobró falta sin amarilla.

A los tres minutos el árbitro se comió otra amarilla, esta vez para Romero. El "Colo" lo bajó a Novick de una patada y Fedorczuk lo sancionó simplemente con falta.

El dominio de Peñarol fue claro hasta los 20 minutos, no por el juego que elaboró el aurinegro, pero si por la presión que sostuvo en campo tricolor. Nacional fue impreciso en el inicio y dio ventajas.

La primera amarilla del partido fue para Macaluso por un brazo del defensor sobre Adrián Luna.

Recoba remató por encima del travesaño y el tiro libre que en la previa era peligroso se desvanceció.

El equipo de Da Silva ocupó mejor los espacios y supo resaltar los errores del fondo de Nacional.

A los 23 minutos Peñarol realizó una gran jugada, empezó con González que desde el lateral jugó la pelota en forma paralela hacia Grossmüller, este realizó otro pase en paralelo a la banda y dejó a Estoyanoff en un mano a mano con Lembo, al que le ganó la posición en base a su velocidad y mandó la pelota al corazón del área, Zalayeta la tomó y se la dejó servida a Zambrana que remató y la pelota dio en el travesaño.

Luego Nacional equilibró el partido, empezó a ganar pelotas en la mitad de la cancha y comenzó a avisar que también podía llegar con peligro.

Así fue como a los 35 minutos Luna tuvo la apertura para Nacional tras un error de la defensa de Peñarol, el balón quedó a medio camino entre la retaguardia aurinegra y su arquero Lerda, Luna se filtró e intentó gambetearlo, pero el meta tuvo una gran respuesta, manoteó la pelota y se la quedó en las manos.

El segundo tiempo fue distinto. La mitad de la cancha fue de pasaje, los dos equipos sacaron contras rápidas y apostaron a la sorpresa por las bandas. Pero fue Nacional el que tomó la iniciativa, tuvo jugadas bien elaboradas pero se equivocó en la culminación. Esto obligó a Peñarol a replegarse e intentar contragolpes.

A los 22 minutos del complemento Luna aprovechó un grave error de Lerda que se demoró en salir jugando y, el delantero de Nacional lo trabó y le quitó la pelota dentro del área, pero cuando el juvenil tricolor preparó su disparo, apareció Darío Rodríguez y le trabó el balón notablemente.

Nacional empezó a soltar sus volantes, hizo la pausa en el mediocampo y se quedó con la mitad de la cancha. El peligro empezó a generarlo con buena distribución de la pelota, de banda a banda para luego dar el puntazo final que nunca llegó.

El equipo del "Chavo" Díaz se soltó y empezó a jugar su partido, el balón comenzó a rodar por bajo y los espacios aparecieron. Recoba se retrasó en la cancha, se puso como el primer jugador en recepcionar la pelota y desde ahí nació el juego tricolor. Gran partido de Israel Damonte, sobre todo en el segundo tiempo, quitó balones y distribuyó bien el juego.

Peñarol se agazapó en el fondo e intentó salir de contra sin mucho éxito, ya que tanto Estoyanoff como Zambrana ya estaba agotados. Zalayeta fue el mejor exponente en Peñarol pero lidió solo ya que Olivera fue anulado por la defensa tricolor. El delantero aurinegro tuvo en su boca el gol tras un buen pivoteo de Juan Manuel Olivera, Zalayeta remató de primera y la pelota dio en el caño.

Jorge Bava fue otra de las figuras que tuvo el tricolor, le tapó una pelota a Estoyanoff que había hecho una gran jugada previa y tuvo una monumental intervención cuando salió con los pies para evitar que Olivera marcara el primer gol del clásico.

Así se fue el clásico uruguayo, con mucha pasión en las tribunas, con entrega total por parte de los jugadores y con las emociones a punto de estallar dentro de cada hincha que colmó el Centenario.

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