Publicidad

La tarde de Celio

Compartir esta noticia
El gol de Celio

Un clásico que no salió en los diarios clasificó a Nacional con una consagratoria gestión del brasileño.

Las discusiones modernas giran alrededor de si vale la pena festejar empates clásicos. A través de la historia, los dos viejos rivales lo han hecho, cuando la igualdad significó mantener la punta, ganar un campeonato o lograr una clasificación.

Así ocurrió con el 2 a 2 del 16 de julio de 1967, hace ahora 50 años. Los hinchas de Nacional que lo vieron no olvidaron aquel partido repleto de alternativas dramáticas, pero quienes se lo perdieron tampoco pudieron leer los comentarios ni mirar las fotos de los goles, porque coincidió con un largo conflicto que impidió la salida de los diarios.

Fue además la tarde consagratoria de Celio Taveira Filho, un centrodelantero brasileño que el tricolor trajo ese año de Vasco da Gama para discutirle la Copa Libertadores a Peñarol. Y Celio justificó la expectativa, marcando dos goles ese día, además de otro en el primer clásico de la serie. Así, se convirtió automáticamente en ídolo.

“Celio no era un gran dribleador, pero sí un jugador muy inteligente, sabía ubicarse para convertir. Le pegaba muy bien a la pelota y era un gran cabeceador”, recuerda Jorge Da Silveira, por entonces comentarista de Carlos Solé.

Para más detalles sobre Celio, usaba largas patillas y era aficionado a la música, al punto que durante algún tiempo condujo un programa radial en Montevideo, llamado La discoteca de Celio Taveira. Después, su producción goleadora fue mermando y la llegada del más prolífico Luis Artime le quitó espacio, aunque antes de marcharse a mediados de 1970 tuvo tiempo para marcar otro gol clásico.

En 1967, Peñarol era campeón de América y Nacional campeón uruguayo, ambos con equipos poderosos y figuras extranjeras. Los aurinegros avanzaron directamente a las semifinales de la Copa y aprovecharon ese tiempo para realizar una gira por Italia y España, en la cual llegaron a derrotar al Barcelona en el Camp Nou. Los tricolores, en tanto, debieron superar a seis rivales en el grupo de la primera ronda: Colo Colo y Universidad Católica de Chile, Guaraní y Cerro Porteño de Paraguay, Emelec y Barcelona de Ecuador.

La siguiente ronda enfrentó a los dos grandes uruguayos con el Cruzeiro de Tostao, quien sería uno de los grandes del Brasil de 1970. El primer clásico terminó con el triunfo de Nacional gracias a un gol de tiro libre de Celio (a y una increíble chilena de Jorge Manicera sobre la línea del arco que evitó un gol de Abbadie). Después, los brasileños ganaron sus dos partidos en Belo Horizonte: 2-1 a Nacional, 1-0 a Peñarol. Las revanchas fueron de los uruguayos, aunque a Peñarol le costó más (3-2) que a Nacional (2-0). Todo quedó para resolverse en el segundo clásico, fijado para el domingo 16 de julio. El empate favorecía al tricolor, por el peso del primer partido.

El público se enteró de los detalles del encuentro a través de la radio o la televisión, porque desde el 30 de junio no había diarios. Diferencias entre las empresas y los trabajadores sobre el reajuste salarial desataron el conflicto, que recién se solucionaría en octubre: fueron 114 días sin diarios. No salieron El País, El Día, La Mañana, El Diario, El Plata, Hechos, BP Color, El Debate y Acción. Solo siguieron circulando el comunista El Popular y el oficialista Extra. Por eso son muy raras las imágenes de aquel encuentro.

Nacional salió con Rogelio Domínguez (argentino); Ubiña, Manicera, Emilio Álvarez, Cincunegui; Milton Viera, Montero Castillo, Ruben Sosa (argentino): Espárrago, Celio y Urruzmendi. Peñarol lo hizo con Errea (argentino que reemplazaba al lesionado Mazurkiewicz); Forlán, Lezcano (paraguayo), Figueroa (chileno), Caetano; Rocha, Goncálvez, Cortés; Abbadie, Spencer (ecuatoriano) y Nelson Hernández (en lugar del peruano Joya, lesionado), El árbitro fue Esteban Marino y se vendieron 60.340 entradas.

A los 13 minutos, Peñarol se puso en ventaja con un remate espectacular de Tito Goncálvez, desde afuera del área. A los 24 empató Celio de tiro libre. Iban 76 cuando Abbadie tomó la pelota sobre la raya de fondo. Domínguez salió apresurado, pero el Pardo mandó un centro perfecto para que Spencer cabeceara al arco vacío. Fue el 2 a 1, que clasificaba a Peñarol. Poco después se produjo una incidencia clave: Lezcano se sentó sobre la pelota, sobre la Olímpica y la Colombes, una “cargada” que hoy sería intolerable.

Casi sobre la hora cambió todo: Urruzmendi sacó un centro desde la izquierda, todavía lejos del área. La pelota le cayó a Sosa, un jugador fino y de excelente cabezazo. Seguramente por eso la zaga aurinegra quedó desacomodada cuando el Marqués, en vez de buscar el arco, tocó de cabeza hacia el medio. Y allí estaba Celio para convertir con un frentazo.

“Con el tiempo pude entrevistar a todos los protagonistas de aquella jugada -cuenta Da Silveira-. ‘Bayano, hay que hacer algo’, le dijo Sosa a Celio. ‘Pero rápido, porque se viene la noche’, respondió el brasileño. Y Pepe Urruzmendi, que era también un gran jugador, decía en broma: ‘Yo, que nunca tiré un centro como la gente, se la puse en la cabeza a Sosa’”.

El triángulo final aurinegro fue duramente criticado por la incidencia, aunque resultó más una genialidad de Sosa que un error defensivo. De cualquier forma, la provocación previa de Lezcano le costó su adiós al club.

Por primera vez, Nacional conseguía eliminar a su viejo rival en una Libertadores, lo cual provocó que muchos hinchas salieran a celebrarlo por la avenida 18 de Julio. Para Peñarol resultó un duro golpe, pero no perdió prestigio: semanas después volvió a irse a Europa, donde enfrentó al Celtic de Glasgow, flamante campeón continental.

En la final, Nacional se midió con Racing argentino, dirigido por José Pizzuti. El famoso “equipo de José”, como cantaba su hinchada, era más fuerte que brillante. Resultaron partidos más peleados, empujados y discutidos que jugados: 0-0 en Avellaneda, 0-0 en el Centenario. “Los zagueros de Racing eran nada menos que Perfumo y Basile. Perfumo me contó años después que se dijeron: ¿le das vos o le doy yo al Bayano? Le tocó a Basile, que levantó por el aire a Celio. Y el brasileño no pesó después de eso”, asegura Da Silveira.

En el desempate de Santiago, Racing se impuso 2-1 y se quedó con la Libertadores.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
El gol de Celio

HACIENDO HISTORIALUIS PRATS

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

Haciendo historia

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad