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Y al séptimo no descansó

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Foto: Nicolás Pereyra.

TORNEO CLAUSURA

Con tres goles de Cristian Palacios y uno de "Maxi" Rodríguez, Peñarol venció a Rampla Juniors por 4-1.

Peñarol venció 4-1 a Rampla Juniors, pero no puede haberse quedado conforme.

El Picapiedra fue su escollo por la séptima fecha y un rival que en el segundo tiempo lo exigió muchísimo, por los méritos propios de haber ido siempre al frente y también porque el aurinegro lo animó a ello con la displicencia que mostró hasta recibir el tanto.

El mirasol manejó el partido a su antojo. Cuando tuvo ritmo, fue porque se lo puso Peñarol; cuando se enlenteció, también fue porque el aurinegro lo quiso; lo mismo ocurrió cuando el partido pasó a jugarse en campo aurinegro.

Rampla tuvo todo en su contra desde el inicio, porque perdió por lesión al zaguero Soto y porque enseguida cometió tres penales, de los cuales Leodán González vio uno y lo sancionó. Eso bastó para que Cristian Palacios a los 8’ empezara a asegurar los tres puntos y a encarrilar su hat trick. Y ahí está uno de los plus del carbonero: su plantel.

No estuvo “Cachila” Arias en la zaga, pero entró Quintana y nadie notó el cambio. Faltó Lucas Viatri en ofensiva, pero lo reemplazó Palacios, nada menos que el goleador del Uruguayo. El “Cebolla” Rodríguez no estuvo a la orden porque volvió algo sentido de la selección y se decidió no arriesgarlo, pero lo reemplazó por la izquierda Diego Rossi y lo disimuló con eficacia.

Y eso por nombrar solo a los que no estuvieron, pero también están los que sí jugaron y dejaron en claro su trascendencia: Guillermo Varela, con marca pero además un gran recorrido por la banda derecha; Walter Gargano, que marca, juega, hace jugar y asiste, como en la jugada del segundo tanto, cuando quitó el balón y tiró una doble pared con Palacios para dejarlo de cara al gol; Fabián Estoyanoff, quien en esta nueva etapa en el carbonero muestra una de sus mejores versiones, porque a la velocidad de una segunda juventud le ha añadido la experiencia; Maximiliano Rodríguez quizá entra poco en juego con el balón, pero genera espacios con los movimientos que hace para arrastrar marcas. Y ni que hablar de la capacidad goleadora de Palacios.

Peñarol cometió el pecado de sentirse ganador luego de 45 minutos y por eso la pasó mal en el segundo tiempo. El “Ronco” López hizo cambios para adelantar a su equipo, descontó con un penal bien cobrado y hasta pudo haberlo empatado, pero cuando estaba cerca de hacerlo sufrió la expulsión de Cándido.

Allí el mirasol despertó, salió de su letargo, se fue al frente, recuperó la velocidad y llegó al polémico tercer gol (ver página 6) de Palacios que liquidó el partido, porque el cuarto convertido por Maxi Rodríguez solo fue un adorno.

El triunfo fue merecido, pero el marcador no. Peñarol jugó un gran primer tiempo, pero un flojo complemento que le pudo haber costado caro. Fue un alerta, pero nada más para un líder con puntaje perfecto y 18 goles en siete partidos.

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