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El recambio es la recompensa

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Un resultado cambia todo. Hasta la percepción de aquellos que daban por liquidada a la Celeste y decían que iba a ser muy difícil poder llegar al repechaje con lo que mostraba en cancha.

Pero en dos partidos, ese punto tan criticado ante Argentina, y esa victoria tan elogiada ante Paraguay, dejaron a Uruguay con un pie y medio en el Mundial de Rusia 2018.

Ya no se habla de que “el equipo no juega a nada” ni de que “el maestro tiene un club de amigos”. Hoy, el tema es la renovación, el recambio, la apuesta al futuro con jugadores que le dieron un aire fresco a la Celeste.

Lo dijo el propio maestro: “yo no hago locuras en la selección”, y ha sido así desde siempre. No en este último proceso, ya en 1990, cuando le tocó dirigir a Uruguay en el Mundial Italia ‘90, un joven Tabárez, con apenas 43 años, se puso la Celeste al hombro y con mil dificultades, logró encausar un plantel pleno de figuras.

Ese Mundial, le costó caro. Pero tuvo su revancha, como todos. Hoy disfruta con el presente, sabe que la Celeste, “su” Celeste, tiene futuro. El recambio lo hizo en medio de un largo camino, y tuvo la recompensa.

DESDE EL ARCOJOSÉ MASTANDREA

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