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Súper Copado, pero primero... El Tanque

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Líder. Guillermo se muestra sereno para el afuera, pero es una de las voces más importantes del vestuario aurinegro. Foto: Fernando Ponzetto
[[[FERNANDO PONZETTO ]]]

Guillermo tiene la cabeza acá, pero mira la Copa de reojo.

Guillermo Rodríguez se prepara para jugar el segundo partido del Clausura frente a El Tanque Sisley que se disputará esta noche en Rivera, hacia donde los aurinegros viajaron ayer en avión. Pero a él no le preocupa ir a jugar a la frontera ni tener que viajar en aviones pequeños de la Fuerza Aérea. Todo lo contrario: “A mí me gusta ir a jugar a otros lugares. Capaz que este no es el mejor momento porque en la semana tenemos que viajar a Perú, pero me gusta. Es bueno porque la gente del interior no tiene la posibilidad de ver al equipo seguido”, señaló.

“No me dan miedo los aviones chicos. Es preferible ir así y no estar tantas horas en la ruta, yendo y viniendo. Es complicado y al otro día ya hay que empezar a preparar el otro partido. Son pocas horas para tanta cosa. Además, ya he viajado en esos aviones chicos y no hay problema”, agregó.

El defensa le quitó trascendencia a lo que vivieron últimamente, porque cree que deben estar preparados para todo. “Cuesta un poco, pero uno está acostumbrado a que se vaya un entrenador y venga otro.

Lamentablemente, esto es así. Lo mismo los jugadores: se van unos, vienen otros. Todos somos grandes y sabemos que tenemos que adaptarnos rápido y aprovechar las oportunidades”, explicó.

Sin embargo, reconoció que la partida de Zalayeta fue un golpe duro para el plantel. “Cuando pasó lo que pasó con Pablo (Bengoechea), Marcelo tomó la decisión de retirarse por un par de motivos. A nosotros nos dolió mucho por la clase de jugador y de persona que es, pero también hay que respetarlo porque él ya es grande y sabe por qué lo hizo”.

Los cambios incluyen la llegada de varios compañeros nuevos. Entre ellos Maximiliano Olivera con quien Guillermo deberá jugar sin tener muchos entrenamientos juntos. “Hicimos fútbol una vez sola, pero todos somos grandes y la adaptación debe ser rápida. En el partido se verá si la semana nos sirvió para acoplarnos. Obvio que cuando uno conoce al compañero se siente más cómodo, pero eso se va a dar con el tiempo. Hoy en día, por un tema de tiempos y de que llegó un entrenador nuevo y trajo jugadores, no tuvimos muchos días de trabajo”.

El defensa reconoció que lo que pide el “Polilla” es diferente a lo que buscaban con el Bengoechea. “Cambiaron algunas cosas sí, cada técnico tiene su idea. Nosotros tenemos que adaptarnos lo más rápido posible”, insistió. “Esto es fútbol, hay que prestar atención y hacer lo que te piden, que son cosas normales, nada del otro mundo”.

Guillermo aseguró, a su vez, que lo único que tiene en mente es el partido con El Tanque. No hay forma que piense antes de tiempo en el debut de la Copa frente a Sporting Cristal. “Son partidos que se tienen que encarar con mucha seriedad, porque si perdés puntos ahora, más adelante los podés necesitar. La Copa es algo muy lindo que todo el mundo está esperando, pero primero tenemos que hacer esto bien”, dijo convencido.

En el actual plantel de Peñarol hay cuatro futbolistas que jugaron la final de la Libertadores frente a Santos en 2011. Carlos Valdez, Luis Aguiar, Nicolás Freitas y el propio Guillermo. “Para mí es una revancha. Hay que tratar de ganar el primer partido y después es seguir partido tras partido. Aquella vez no daban mucho por nosotros, pero fuimos creciendo a medida que pasaban los partidos. Lástima que nos faltó la frutilla de la torta. Nos quedó pendiente lo más lindo. Sé que mis compañeros, los que estuvieron en aquella final, también lo viven como una revancha”.

Guillermo volvió a formar dupla con el “Hormiga” Valdez, y esa pareja de zagueros le trae muy buenos recuerdos a los hinchas carboneros. Sin embargo, a veces se los critíca porque son líderes silenciosos. “Como no somos mucho de hablar con la prensa, entonces se piensa que somos de hablar poco. Pero es nuestra forma de ser. En el grupo hablamos, bromeamos. Y en los partidos hablamos y ordenamos. Si no se habla en la cancha es complicado. Cuando uno ve que hay algo mal lo habla para tratar de corregirlo lo antes posible”, señaló.

Guillermo llega al partido de esta noche con las pilas bien cargadas, porque el jueves pasó la tarde con sus hijos Joaquín, de ocho años, y Juan Cruz, de tres. Los llevó al baby fútbol (el grande juega en Danubio) y luego les preparó la cena porque se quedaron a dormir con él. Tampoco hay que olvidarse de Milagros, la mayor, que nació cuando su padre jugaba en la selección uruguaya sub 20 en el año 2003. Ella está por cumplir 14 años y ya sueña con tener su fiesta de 15. Y por supuesto, Guillermo lo sueña con ella.

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Líder. Guillermo se muestra sereno para el afuera, pero es una de las voces más importantes del vestuario aurinegro. Foto: Fernando Ponzetto

PEÑAROLSILVIA PÉREZ

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