En el rompecabezas de Leonardo Ramos hubo piezas viejas y otras de recambio.

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Peñarol necesita rodaje, necesita jugar, sumar minutos. En el primer tiempo fuimos muy anunciados y lentos con la pelota. Después, en el segundo tiempo, crecimos”, señaló Leonardo Ramos, el entrenador de Peñarol que estuvo en la picota en los últimos días.

En pocas palabras, definió lo que se vio en cancha en el partido debut frente a El Tanque Sisley. Y apuntó bien: Peñarol se está rearmando -permanentemente- con las bajas y las altas, sigue siendo “un equipo en formación”.

El primer cambio estuvo en el arco, y Kevin Dawson no defraudó. Sacó un par de tiros difíciles cuando el partido estaba cerrado. Siempre dio sensación de seguridad.

En el fondo hubo altibajos. Al menos, en el inicio, pero después se mejoró, principalmente con Formiliano firme y Lucas Hernández yendo al ataque seguido. En el medio estuvo lo más flojo en el primer tiempo. Anunciado, lento, sin ideas. También cambió en el complemento con el crecimiento del “Cebolla” y la contención de Gargano.

Esa mejoría se plasmó en el ataque con Lucas Viatri y “Maxi” Rodríguez más participativos.

Sin Junior Arias, Lucas Cavallini, y ahora sin el aporte de Nicolás Dibble (se fue a Gimnasia y Esgrima), sumó otra variante con Fabián Estoyanoff, un “revulsivo” que dotó al equipo de mayor explosión por la banda derecha y abrió brechas en la defensa rival.

Peñarol se rearma. Con más polifuncionales (Mathías Corujo, el propio Estoyanoff y hasta “Maxi” Rodríguez) que dotan al plantel de variantes tanto en el medio como en la ofensiva. Sigue siendo un equipo “en formación”.

INTERACTIVOJOSÉ MASTANDREA