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Llega otro punta extranjero

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Miguel Murillo se suma a la lista de delanteros; pocos triunfaron.

Los delanteros extranjeros que llegaron a Peñarol en este siglo

Joseph Akongo

El delantero camerunés llegó a Peñarol en 2002, con Gregorio Pérez como técnico. No tenía mucha técnica, pero sí potencia y simpatía. Lo que le hizo meterse rápidamente en el corazóin de la hinchada mirasol. En el segundo semestre jugó en Tercera y rescindió su contrato.

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Los goles que anotó en su debut en un amistoso.

Daniel Jiménez

Daniel Ángel Jiménez llegó a Peñarol en 2002, de la mano de Gregorio Pérez, procedente de Instituto de Córdoba. “Miliki” anotó muchos goles y fue Campeón Uruguayo en 2003. Decidió irse cuando aún tenía contrato y el equipo era dirigido por Diego Aguirre.

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Los goles marcados por “Miliki” en 39  partidos.

Jorge Serna

El colombiano llegó a Peñarol en 2004 cuando dirigía Diego Aguirre. Tenía solo 24 años pero venía precedido de una importante fama de goleador. Sin embargo, su pasaje fue efímero, jugó 14 partidos y marcó cuatro goles por el Apertura. A los tres meses se fue a Colo-Colo.

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Tantos fueron los que marcó el  colombiano en Peñarol.

Alejandro Delorte

Llegó a Peñarol en agosto de 2006 de la mano de Gregorio Pérez, que lo había dirigido en Olimpo de Bahía Blanca. El delantero, de casi dos metros de altura, jugó 15 partidos con Peñarol y anotó cinco goles. Uno de ellos en el clásico del Apertura que ganó Peñarol por 4 a 1.

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Goles anotó, uno de ellos importante: en un clásico.

Silvio Mendes

Llegó a Peñarol en 2007 a pedido de Gregorio. Era un desconocido que llegaba del Portuguesa Santista y arregló un premio de U$S 250 por cada gol que anotara. Marcó nueve. “Silvinho” es recordado porque le convirtió dos a Nacional en un clásico del Clausura.

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Veces llegó “Silvinho” a la red, dos ante Nacional.

Fabio Moreno

Llegó en 2007, su nombre es Leonardo Fabio Moreno, por lo que le decían el “Cantante”.  Venía con buenos antecedentes desde el fútbol cafetero, pero en Peñarol pasó sin pena ni gloria. Jugó nueve partidos y marcó solamente un tanto frente a Miramar Misiones.

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Gol marcó Moreno en los 9 partidos que jugó por Peñarol.

Arnulfo Valentierra

Arnulfo Valentierra llegó a Peñarol en 2007 por pedido del técnico Gustavo Matosas. Venía desde Once Caldas, equipo donde era ídolo y donde había sido campeón de la Copa Libertadores en 2004. Nunca tuvo “feeling” con los hinchas aurinegros y anotó un gol.

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Tanto conquistó: un zurdazo a Miramar Misiones.

Cristian Mejía

Otro colombiano que llegó a Peñarol. Se incorporó en 2010 cuando el técnico era Manuel Keosseian. Pequeño y veloz, arrancó con buen pie. Pero de a poco fue desapareciendo y se terminó yendo a Danubio, cuando a Peñarol ya lo dirigía nuevamente Diego Aguirre. 

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Goles anotó el  cafetero, ambos frente a Tacuarembó.

Alejandro Martinuccio

Llegó siendo un desconocido en el 2009. Venía de jugar en Nueva Chicago, en el Nacional B. Pero fue de los extranjeros que más rindió en Peñarol. Fue Campeón Uruguayo en 2011 y finalista de la Copa Libertadores con Diego Aguirre. Se fue a Fluminense de Brasil.

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Goles marcó el argentino en 72 partidos de aurinegro.

Hoy llega Miguel Ángel Murillo, una nueva a apuesta de Peñarol para la ofensiva. Desde el 2000 a la fecha los aurinegros han mirado muchas veces fuera de fronteras buscando goles.

Esta mañana el "Ángel del Gol" arribará a Montevideo con la ilusión de triunfar con la camiseta carbonera. Pero lo cierto es que muy pocos de sus antecesores pudieron hacerlo. La mayoría pasó rápidamente al olvido.

Tal es el caso del brasileño Adão, cuyo nombre completo era José Adão Fonseca y que llegó a Peñarol en 2001 pedido por el técnico Julio Ribas. El delantero brasileño pasó sin hacer historia por Peñarol. Lo único digno de destacar es una pelota que le bajó a Carlos Bueno para que el artiguense anotara el primer gol en el clásico del Apertura. Adão convirtió solo cuatro goles en la temporada.

Hay otros delanteros que aún son recordados, pero no por los goles que convirtieron sino por otros atributos, como su simpatía. Tal es el caso del camerunés Joseph Akongo, que llegó al club en 2002. Su debut fue en un amistoso jugado en Maldonado frente a una selección local, donde se despachó con tres goles. Eso hizo ilusionar a los hinchas carboneros, quienes enseguida le tomaron cariño al carismático y pintoresco delantero africano.

Pero Akongo no pudo confirmar lo que había insinuado en aquel primer amistoso a pesar de su empeño. Y al semestre siguiente, Gregorio Pérez lo mandó a entrenar a Tercera División. El delantero, que fue el primer africano en jugar una Copa Libertadores, decidió rescindir su contrato y partió. Sin embargo, a la hinchada le costó olvidarlo y meses después seguía coreando su nombre desde la tribuna Ámsterdam.

Otro ejemplo, quizás menos recordado y querido por los hinchas que Akongo, es el panameño Roberto Brown. El delantero llegó a Peñarol en 2005 con Fernando Morena como entrenador. Traía el apodo de "Bombardero" y anunció muy suelto de cuerpo que tenía un juego similar al de Julio César Dely Valdés. Pero no pudo hacer honor a su sobrenombre en Peñarol. Anotó solamente un gol y al año siguiente terminó yéndose a jugar a Tacuarembó.

Para inquietud de Miguel Murillo, en la lista de delanteros extranjeros que pasaron sin pena ni gloria por Peñarol hay varios colombianos. Tal es el caso de Jorge Serna, Fabio Moreno, Arnulfo Valentierra y Cristian Mejía.

Distinto es el caso del argentino Alejandro Martinuccio, que llegó desde el Nacional B de su país siendo un desconocido y anotó 17 goles, fue Campeón Uruguayo en 2011 y finalista de la Copa. Esa apuesta resultó.

Gregorio se revolvió como gato entre la leña y trajo a Silvinho.

En su cuarta etapa al frente de Peñarol, Gregorio Pérez tuvo que utilizar el ingenio para traer jugadores. Eran tiempos en que la institución no estaba en buenas relaciones con el grupo Casal, tras la problemática salida del "Cebolla" Cristian Rodríguez, Joe Bizera y Carlos Bueno del club. Por ende, no le acercaba a ningún futbolista.

De la mano de Gregorio Pérez llegaron dos argentinos y un brasileño: Alejandro Delorte, el "Mago" Ruben Capria y Silvio Mendes. A "Silvinho" el técnico lo había visto en unos videos que le había acercado el empresario Moreira, que trabajaba en Brasil. Y le había gustado. Entonces mandó a su ayudante, Guillermo Sanguinetti, a que lo fuera a ver en la B de la Liga Paulista donde estaba jugando. Y el que pagó los pasajes de su propio bolsillo fue el directivo Víctor Cabrera. "Hay una anécdota sobre eso", recuerda Gregorio. "Cuando Guillermo lo fue a ver, en el equipo se enteraron que lo iban a observar y no lo pusieron de titular en el partido. Por suerte, al otro día hicieron una práctica con los suplentes y los que no habían jugado y Guillermo pudo meterse a ver el entrenamiento. Enseguida me llamó para decirme que Mendes era como lo habíamos visto en los videos. Y el contador Damiani lo contrató", relató Gregorio, a quien siempre le gustaron esos jugadores de área, como Gabriel Cedrés en su primera época en el club o el "Lucho" Luis Romero después.

Por eso trajo más adelante a "Miliki" Jiménez, en su anterior pasaje en el 2002, a quien ya conocía del fútbol argentino y a "Silvinho". A los dos les fue muy bien, pero cuando Gregorio tuvo que irse del club, no tuvieron más oportunidades.

PeñarolSILVIA PÉREZ

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