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Palacios Peñarol

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Foto: Fernando Ponzetto.

TORNEO CLAUSURA

El aurinegro sigue imparable, igual que su insaciable goleador

¿Quién lo hizo?”, preguntó un veterano hincha de Peñarol que no pudo ver el autor del gol por el festejo de otros hinchas que se pararon delante de él con los brazos en alto. “¡Palacios! ¿Quién lo va a hacer?”, respondió otro hincha carbonero ya sentado en su lugar.

El diálogo, breve, espontáneo, resume el presente de este Peñarol que no para de ganar, pero también el de su goleador, Cristian Palacios, que ayer volvió a ser determinante con sus dos conquistas ante una pobre expresión futbolística de Danubio.

El aurinegro pegó primero. Y apenas iniciado el encuentro. Se encontró con muchas facilidades en ataque ante una línea de tres que sufrió los embates del visitante.

Antes del gol, marcado a los seis minutos, Palacios ya había tenido dos chances. La primera, en el arranque nomás, yendo de frente al arco y probando desde afuera del área, pero su disparo se fue alto, por encima del horizontal.

La segunda, a los cinco minutos, de cabeza, pero la pelota se fue apenas desviada.

Fueron anuncios de un gol que llegó sesenta segundos después, ante un centro medido de Lucas Hernández, peinada perfecta de Lucas Viatri, pecho y definición de zurda de Palacios ante el achique de Cristóforo.

Peñarol y Palacios, seguían en racha en Maroñas ante el delirio de sus hinchas.

Danubio mejoró algo, pero no lo suficiente. Tuvo una chance clara, pero Dawson salvó la plata con una atajada bárbara, de esas que marcan los partidos. Fue ante una llegada por la banda derecha, centro al borde del área chica, toque de Terans, y estirada del arquero aurinegro para evitar el gol y el empate.

El juego se hizo de ida y vuelta, con Peñarol más profundo, más incisivo, pero también poco efectivo.

Recién sobre la hora del primer tiempo llegó el segundo gol, y otra vez, en los pies de Palacios.

La jugada empezó en el medio y la generó Gargano con pase milimétrico para el delantero que llegó antes que todos a la pelota y sorprendió a Cristóforo cuando salía del arco. El balón fue por encima del arquero, picó, y cuando parecía que Gastón Bueno rechazaba en la línea, no hizo más que introducir la pelota.

Fue el cierre del primer tiempo y del partido, porque el complemento fue todo del aurinegro. Con otra postura. En su cancha y de contra, generó no menos de diez chances de gol, y Danubio, más profundo pero poco efectivo, buscó el descuento que no concretó.

Peñarol sigue en racha y Palacios también. Dos palabras que están asociadas a la historia aurinegra, solo que esta vez, no es Palacio(s) Peñarol, sino el Peñarol de Palacios. Así de simple.

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