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Del antiguo callejón a la gloria celeste

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Casa de Luis Suarez y Obdulio Varela
Fernando Ponzetto

Obdulio Varela y Luis Suárez vivieron en la misma casa del barrio La Comercial.

Era una casa pobre y chica, escondida detrás de una pared desde siempre descascarada. Hoy está vacía, semiderruida y ni el número de calle queda. Solo el muro y una puerta de chapa cerrada. Y un limonero modesto cuyas ramas se estiran buscando un cielo mejor, como lo soñaban sus habitantes.

En ese rincón de la ciudad despojado de cualquier lujo, el espacio del callejón que se abre frente a la puerta ahora trancada representaba sin embargo un paraíso para jugar a la pelota hace veinte años, como también hace ochenta. Por allí caminaron un juvenil Obdulio Varela y un niño Luis Suárez, como si la gloria tuviera sus raíces físicas en el lugar.

El capitán de Maracaná y el mayor goleador celeste de la historia vivieron en esa misma casa, con décadas de diferencia por supuesto y sin que nadie se enterara hasta ahora, según concluye José Eduardo Picerno, director técnico diplomado y también investigador histórico.

Ya no se aloja nadie atrás de esa pared de Pasaje de la Vía, en La Comercial, pero la coincidencia histórica resulta asombrosa. "Allí vivieron dos figuras que seguramente están entre los cinco más grandes de la historia de nuestro fútbol", asegura Picerno.

Pasaje de la Vía es una singularidad urbana que corre entre Nicaragua y Acevedo Díaz: un callejón en diagonal por donde pasaba, a comienzos del siglo XX, el Ferrocarril Uruguayo del Este. También conocido como Tren de los Patos, porque llevaba y traía a los aficionados que dejaban sus últimos pesos en el Hipódromo de Maroñas, atravesaba la ciudad desde una estación ubicada en La Paz y Julio Herrera y Obes. Cuando se eliminó el servicio, el sendero de tierra donde estaban las vías quedó servido para los partidos de campito. En tiempos más recientes se lo pavimentó y este año se instalaron juegos infantiles.

"Obdulio vivió allí en la década de 1930, cuando era futbolista del Deportivo Juventud, un club de barrio que alcanzó cierta fama y donde lo descubrió Wanderers", relata Picerno. "En nuestra niñez, cuando pasábamos por la esquina, siempre nos señalaban: En esa casa vivió Obdulio", agrega. Desde allí, quien luego sería llamado Negro Jefe iba caminando a la cancha del Juventud, que estaba atrás del Parque Central. También practicó boxeo en la academia "La Uruguaya", ubicada en un pequeño sótano de Inca y La Paz, no lejos de su casa.

Entusiasta del fútbol desde muy joven, Picerno hizo el curso de entrenador de la Comisión Nacional de Educación Física en 1963. Coincidió entonces con varias figuras de referencia y junto a ellos fundó ese año la Asociación Uruguaya de Entrenadores de Fútbol: Héctor Scarone, Juan Alberto Schiaffino, Washington Etchamendi, Ondino Viera, Hugo Bagnulo, Juan Eduardo Hohberg entre otros. Después solo dirigió equipos juveniles, pero no dejó de seguir el deporte (y de investigar su historia). Uno de sus trabajos es el libro En la cumbre de las hazañas, justamente sobre la gesta de Maracaná.

Nacido en La Teja en 1917, Obdulio pasó con su familia por varios barrios hasta instalarse en pasaje de la Vía. Hacia el año 37 dejó esa zona y también al Deportivo Juventud, para firmar por Wanderers. De a poco fue construyendo su fama, que se convirtió en leyenda tras el Mundial de 1950. Durante mucho tiempo vivió en Pocitos. Con los años trató de escapar a su propia fama y se fue a Villa Española hasta su fallecimiento en 1996.

Casi al mismo tiempo, a comienzos de los 90, Luis Suárez llegó de su Salto natal junto a su familia para pelear el día a día en Montevideo. Algún guiño del destino lo llevó a habitar por algún tiempo esa misma construcción de Pasaje de la Vía. Hizo la escuela a pocas cuadras, en Nicaragua y Cufré, en la Franklin Delano Roosevelt, que ahora se llama Leonor Horticou y se puede reconocer por el mural exterior con la imagen de Suárez festejando un gol, realizado por el artista brasileño Paulo Cosentino en 2015.

Cuando leyó los relatos sobre la infancia de Suárez, Picerno se dio cuenta que el primer barrio montevideano de Luis sonaba demasiado parecido al de Obdulio. Averiguó un poco más y un día se encontró en Pasaje de la Vía, preguntando a los vecinos. Todos le aseguraron que se trataba de la misma casa.

Y al volver a recorrer el callejón junto al cronista y al fotógrafo de Ovación Domingo esta semana recogió nuevas confirmaciones. "Sí, Luis Suárez vivía allá enfrente. Lo recuerdo jugando en esta calle, que era toda de tierra", cuenta Viviana Schiavoni, cuya casa queda justo enfrente. "Yo conocía a la madre y a la abuela. Y lo recuerdo a él chiquito, aunque nunca imaginé que terminaría siendo el gran jugador que es". Daniel Acosta, que hasta hace algunos años vivió allí, se acuerda de Luis con su mochila, achicado por el frío en invierno, pero siempre listo para ir a practicar.

En Salto había jugado en el Deportivo Artigas. Al llegar a Montevideo se anotó en el baby del Urreta F.C., con su cancha en Arrieta y Pedro Vidal. Después pasó al equipo infantil de Nacional. En poco tiempo ya se haría conocer en el fútbol local y enseguida por todo el mundo.

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