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Nunca se afloja

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Foto: Francisco Flores.
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El equipo del barrio Bolívar trabaja con muchas carencias y su presupuesto no se puede comparar al de su próximo rival en la Copa Sudamericana, pero cinchan todos juntos.

Las voces del técnico Alejandro Apud y de su ayudante, Ruben Silva, suenan fuerte en la soleada y fría mañana de Manga. Es que el único club uruguayo que sigue adelante en la Copa Sudamericana entrena en el Complejo de Antel, el que tienen en comodato por 15 años. Apenas llegar se notan las carencias con las que trabajan a diario los futbolistas. Pero también la buena onda entre ellos y la importancia del factor humano, algo que suele acrecentarse cuando los inconvenientes son grandes.

“Somos como toda familia humilde, hay cosas que podemos hacer y otras que quisiéramos hacer y no podemos”, explicó el técnico Apud. “A veces resignamos el hecho de concentrar o de hacer doble turno, aspectos que mejorarían el entrenamiento, en pos de que se paguen los sueldos, se compre ropa y pelotas y el club pueda estar bastante ordenado. Hay que ir haciendo un equilibrio entre lo que puede el club y lo que quisiéramos nosotros”, agregó el entrenador quien llegó al club hace un año cuando ya habían conseguido el histórico ascenso a Primera División de la mano de Sergio Cabrera.

Historia.

Boston River tiene 78 años de vida. Se fundó el 20 de febrero de 1939 en la esquina de Varela y Quesada, en el barrio Bolívar, donde aún hoy está ubicada la sede detrás de la Tienda Inglesa de Propios. Lo fundó un grupo de adolescentes que por su juventud no eran admitidos para jugar en los cuadros del barrio. Donde hoy está la Tienda Inglesa había una cancha donde se destacaba jugando el cuadro de la sastrería Boston. Y en homenaje a ese equipo y a su buen fútbol, le pusieron Boston. El River, mientras tanto, surgió porque el primer presidente, un argentino llamado Juan Deri, cuyos descendientes integran hoy la directiva del club, era hincha fanático de los “millonarios”.

Durante sus primeros años de vida Boston River compitió en ligas barriales, hasta que en 1954 se afilió a la AUF y en el primer año logró el ascenso a la Extra A. Al siguiente subió a la Intermedia (Divisional C), donde militó hasta 1981 cuando se retiró de las competencias oficiales. “Fue por problemas económicos, el club estaba mal y nosotros éramos muy jóvenes como para hacernos cargo”, explicó Sergio Pérez Lauro, el actual presidente.

Durante los 18 años en que estuvo fuera de la AUF, Boston River compitió en fútbol de salón y también en otros deportes menores. “Eso fue lo que permitió que el club siguiera vivo socialmente. Pero habíamos nacido para ser un club de fútbol”, agregó el presidente, quien, siguiendo los pasos de su padre y su tío, está al frente del club desde 1999, cuando regresó a la AUF.

Militaron en la C hasta que en 2006 consiguieron por primera vez el ascenso a la B. Y diez años más tarde llegó lo que pocos imaginaban: jugar en Primera. En su primer campeonato, que fue el Uruguayo Especial, el equipo sorprendió con su campaña, la que le permitió clasificar a la Copa Sudamericana.

“Jamás hubiera imaginado ver a Boston River donde está hoy. El objetivo era que el club se consolidara en Primera, todo lo demás fue de yapa”, reconoció Pérez Lauro.

“Lo que encontramos en Boston River es más que nada tranquilidad para trabajar y respaldo más allá de las carencias que se pueda tener. Mucho cariño y mucho afecto, que es lo que se necesita para trabajar con placer. Nosotros siempre apostamos a lo humano, a armar planteles de buenos profesionales y personas, en todos los clubes donde hemos estado”, contó el técnico Apud.

Motivación.

“Boston es un club humilde en el que había que empezar de cero. Habíamos tenido una experiencia con Apud en Sudamérica, que era similar. Con esa base y lo que nos trataron de brindar acá se fue haciendo esto. Es un club que se está formando y donde hay carencias, no olvidemos que hace muy poco que juega en Primera”, dijo por su parte, el técnico alterno Ruben Silva. “Pero como nos ha ido bien, ha sido muy motivante. Sirvió para que los jugadores no se quedaran en las carencias y siguieran cinchando juntos como hasta ahora. Lo de la Copa ha sido muy importante, una alegría muy grande. Representar a Uruguay es un orgullo y una enorme motivación”, agregó Silva.Diego Scotti, es uno de los jugadores de experiencia del club, que cuenta con un plantel equilibrado. Llegó hace un año y antes de hacerlo averiguó bien cómo era el club. “Hablé con varios jugadores que ya estaban, como Adrián Berbia, con quien tengo amistad, y con la familia Scierra, que no los conocía. El club tiene mucho por mejorar a nivel de infraestructura, pero era un lindo desafío. Por suerte, si miramos para atrás, deportivamente nos ha ido muy bien. Hay jóvenes con muchas ganas y gente con experiencia que conformaron un buen plantel”, dijo Scotti.

“Cumplimos el primer objetivo de mantener a Boston en la A y eso mismo nos llevó a una copa internacional. Y somos el único en avanzar a la otra instancia”, añadió el volante. “El factor humano es clave. Hemos ido tratando de solucionar los problemas, a veces tuvimos soluciones de la gente que maneja el club, pero aún hay mucho por mejorar. Pero de a poco se va haciendo. Con el cuerpo técnico insistimos en eso para que el club se pueda mantener peleando por cosas importantes”, explicó Scotti.

Cada 15 o 20 días se hace un asado o una comida. El dinero sale de las multas que se cobran cuando alguien no cumple con alguno de los puntos del reglamento interno que hicieron los propios futbolistas. “Cuando lo hacen ellos mismo el compromiso es mayor”, afirmó Apud al respecto. De todas maneras, por estos días no hay inconvenientes para compartir un asado dado que los jugadores ya cobraron el premio por pasar de fase en la Copa Sudamericana. Un porcentaje que se había estipulado de antemano.

Hoy, el 90% del capital del club pertenece a una Sociedad Anónima Deportiva integrada por un grupo inversor y el 10% restante al club mismo. El club forma parte del directorio de la Sociedad Anónima y las decisiones se toman en forma conjunta y por consenso.

Goleador.

Federico Rodríguez era el máximo goleador de Boston River en su primer año en la A. Pero, en diciembre del año pasado sufrió una grave lesión de rodilla en el partido frente a Nacional en el Parque Central. Tras seis meses está pronto para regresar. “Fue duro este tiempo, sobre todo los primeros meses. Cuando solo iba a hacer la rehabilitación. Hacía ocho o nueve horas por día, pero de ejercicios básicos. Luego, cuando uno viene acá y se encuentra con los compañeros es otra cosa. Lo único que me importaba era que cuando volviera estuviera igual que antes. Hoy estoy bien, solo me falta agarrar ritmo”, dijo Federico, quien llegó al club hace dos años, a mediados de 2015. “Encontré un equipo en desarrollo, con muchas carencias, pero normales en el fútbol uruguayo en los clubes menores. Sabía que iba a ser así. En la B era más complicado todavía, mejoró un poco en la A. Acá no hay otra que meter. Hay que ponerle el pecho a las balas porque sabemos que para el barco no se hunda, lo único es conseguir buenos resultados”, aseguró el goleador quien tuvo que vivir de afuera la histórica participación de Boston en la Sudamericana. “Los muchachos vivieron muchas cosas muy lindas, mantuvieron el nivel del semestre pasado. Verlo de afuera es complicado, pero cuando las cosas salen bien, es mejor”, finalizó.

Hubo un momento en que los futbolistas dejaron de entrenar porque no había agua caliente en el vestuario del complejo. Era invierno y bañarse con agua fría era insoportable. Aparecieron los calefones, aunque aún faltan algunos en las últimas duchas.

La realidad que vive a diario Boston River es muy diferente a la de Cerro Porteño, su próximo rival en la Sudamericana. “Fijate que Mauricio Victorino no se quedó en Nacional porque lo que le pagaban en Cerro Porteño era una cifra que no se podía desechar. Imagináte si tenemos diferencias con Nacional, las que tendremos con Cerro Porteño”, ejemplificó el técnico Apud.

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Foto: Francisco Flores.

BOSTON RIVERSILVIA PÉREZ

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