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No son hinchas de verdad

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Cerro fue el primero en ser sancionado. El club pagó los "platos rotos" por los vándalos que se escudan entre los hinchas. Jugó a puertas cerradas y le quitaron un punto. Y ese punto, tal como viene la mano, puede terminar siendo decisivo en la tabla del descenso.

Pero a esos hinchas no le importa. Van a descargar sus impotencias a la cancha y arremeten contra todo y contra todos.

Después fue el turno de Rampla Juniors. Una piedra impactó en el árbitro y también fue sancionado el club por la acción de un desubicado. Juega a tribunas vacías, sin el apoyo de los hinchas que lo quieren de verdad.

Hace una semana, un hincha de Defensor Sporting le pegó un puntapié (tejido de por medio) a Juan Pablo Rodríguez, jugador de Racing. Apartado por otros hinchas, quedó expuesto públicamente. Esa agresión le salió barata. Pudo haber tenido graves consecuencias si la hubiese emprendido contra el línea.

Y el domingo, en Jardines, otro grupo de inadaptados, la emprendió contra Leo Ramos. Y después contra los periodistas que pretendían hacer su trabajo. Una pena. Danubio no lo merecía. Pero ese puñado de malos hinchas empañan su imagen cada fin de semana. La violencia está en nosotros....

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