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El ‘Nico’ no fue uno más

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Se retiró en el mismo escenario donde hizo su debut como profesional. Y con la misma camiseta. Nicolás Olivera, el Balón de Oro del Mundial Juvenil de Malasia 1997, colgó los ‘botines’. Le dijo adiós a la pelota luciendo la violeta de Defensor Sporting en el pecho.

Fue crack de verdad. En España y en México la rompió. Y por si faltaba poco, cuando todos decían y pensaban que ya no daba más, volvió a su casa, y demostró que estaba tan vigente como el primer día que jugó con la violeta y fue figura.

Se puso el equipo al hombro, se paseó con su clase por América, y siguió dando cátedra en el fútbol local, recorriendo todas las canchas, con o sin pozos, con tribunas llenas o vacías, con tejidos altos o bajos. El Nico, no fue un más, tampoco uno del montón. Fue un Clase A. De esos que juegan y hacen jugar.

El domingo se fue, pero del todo, porque su recuerdo quedará imborrable en los hinchas violetas que gozaron y disfrutaron de sus goles, de sus moñas, de sus genialidades.

El Nico, ese que nunca tuvo empacho en ir al frente y jugar en las difíciles, decidió poner punto final a su carrera.

Y se fue como lo hacen los cracks. Agradeciendo a todos, con al humildad de los grandes.

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