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Ruge el león: fútbol y corazón al paladar del maestro

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Nahitan Nández, en el partido ante Colombia. Foto: Archivo El País.
PABLO PORCIUNCULA

Nahitan Nández la rompió como número ocho y se volvió a ganar un lugar en la selección uruguaya.

Su vuelta no fue sorpresa. Rompía los ojos que de un momento a otro su nombre estaría de nuevo. El maestro Tabárez dio la lista para los amistosos ante Irlanda e Italia (4 y 7 de junio respectivamente) y Nahitan Nández volvió a aparecer en la nómina.

En 2015, luego de haber sido figura y capitán con la sub 20, le llegó la convocatoria a la mayor. Fue el primero de ese plantel en dar el gran salto. Sus buenos rendimientos como volante central hicieron que el fernandino se gane los elogios de la prensa y también la confianza de Pablo Bengoechea, entonces entrenador de Peñarol, que lo ubicó como titular al regreso del Mundial juvenil.

Lo compararon con el "Ruso" Pérez. El parecido físico, con pelo corto y sin barba, sumado a la entrega que lo caracterizaba en cada corte en la mitad de la cancha hicieron que las similitudes con el histórico volante central se marcaran de inmediato.

Así, llegó a una selección mayor que vivía sus primeros cambios tras el Campeonato del Mundo de Brasil. Sin los "Diegos" (Lugano, Pérez y Forlán), la Celeste tenía sus primeros retoques, entre ellos, Nahitan.

El 8 de septiembre de 2015, se dio su presentación. Uruguay cayó por 1-0 en partido amistoso ante Costa Rica. Nández ingresó, con el equipo ya abajo en el tanteador, a los 37 minutos por Diego Rolan. La selección no tuvo un buen rendimiento, pero el maestro volvió a confiar en el volante para la doble fecha de Eliminatorias. Así fue que tuvo sus dos únicos partidos oficiales y en el Centenario. El 13 de octubre, con la número 15 en la espalda, ingresó a los 86 minutos por Álvaro González. La Celeste goleó 3-0 a Colombia. Cuatro días más tarde, también en casa, entró a los 80 por Rolan en el triunfo 3-0 ante Chile. En total, fueron 53 minutos en un amistoso y 14 a nivel oficial.

Después de eso, la Celeste debió esperar...

El bajón.

El 2015 fue un año soñado para el volante. Defendió a la sub 20 en el Sudamericano y el Mundial y se consolidó en el primer equipo de Peñarol. De hecho, el mirasol cerró el año con un título: el Apertura 2015. Sin embargo, en el 2016, contó picos altos y bajos.

El equipo cambió de entrenador abruptamente y tuvo un semestre irregular. Quedó eliminado en primera fase de la Libertadores, perdió el Clausura y tuvo que ir a la definición con Plaza. En alargue, venció 3-1 y se quedó con el título del Uruguayo. Pese a ello, desde el rendimiento, el equipo dejó dudas. Por momentos, al no encontrar un buen funcionamiento, terminó muy desordenado y Nahitan pagó los platos rotos. Quedó muy solo en el medio en un equipo que por momentos parecía quebrado. Se cargaba de faltas y hacía un desgaste brutal.

La subida.

El segundo semestre no fue bueno desde lo colectivo para el club, pero sirvió para darle el punto de partida a la transformación del nuevo Nández. Lo sacaron del doble cinco y lo corrieron a la derecha. Se asentó en el puesto y se transformó en el pico más alto de Peñarol. De un momento a otro, el mirasol encontró un volante por derecha con un ida y vuelta tremendo y que era capaz de ponerse el equipo al hombro y encausar los ataques más importantes.

Ya para el 2017, terminó de pulir algunos detalles y se consolidó como un verdadero número ocho. Comenzó a resolver mejor las jugadas y le sumó algo muy importante: el gol. En cuatro meses marcó cinco tantos, cuatro más que los que había gritado en sus dos primeros años en la institución.

Con el pelo un poco más largo y una tupida barba, dejó atrás las comparaciones con el "Ruso". Ya era un jugador con nombre y apellido propio dentro de un país al que siempre le cuesta encontrar volantes con esas características.

Recambio.

Tiene todo como para ganarse un lugar en el futuro cercano. Está en una zona de la cancha donde sus competidores atraviesan las rectas finales de sus carreras y tampoco pasan su mejor momento. Además, cuenta con la ventaja de que puede ubicarse en dos sectores de la cancha.

Si fuera de volante central, tiene por delante a Egidio Arévalo Ríos (35 años) y Álvaro González (en octubre cumplirá 33). El "Cacha" es uno de los referentes del plantel, pero sus últimos rendimientos con la Celeste no lo tuvieron con la fineza que lo caracteriza. El "Tata", en tanto, se recupera de un desgarro.

Si es por derecha, donde está jugando actualmente, tiene como competidor a Carlos Sánchez (cumplirá 33 en diciembre). El "Pato" perdió terreno en el Monterrey y podría salir en busca de continuidad.

Voz de mando.

Todo un líder. Llevó la cinta en la sub 20 y a partir de este 2017, con 21 años recién cumplidos, pasó a ser el capitán más joven en la historia de Peñarol. Fue una de las primeras medidas que tomó Leonardo Ramos cuando desembarcó en Los Aromos por encima de futbolistas de la talla del "Cebolla" Rodríguez o con el peso interno que tiene Marcel Novick.

Un futbolista con fuerte personalidad y una gran incidencia sobre el resto de sus compañeros.

Del riñón.

Conoce cada rincón del Complejo Celeste y el funcionamiento interno que tiene la selección uruguaya. Es de la casa. No necesita tiempo de adaptación ni presentaciones ante compañeros o funcionarios. Tan solo alcanza con llamarlo y darle la camiseta.

DE LOS AROMOS AL COMPLEJO.

79

Partidos lleva en la Primera División de Peñarol. Disputó 68 a nivel local y 11 por copas internacionales. Campeón Uruguayo en la temporada 2015/2016. Marcó seis goles. Actual capitán del equipo.

3

Partidos lleva con la selección uruguaya. Disputó un encuentro amistoso y dos oficiales por Eliminatorias. Debutó con La Celeste con apenas 19 años. Fue capitán de la Sub 20, por lo cual es del riñón del proceso Tabárez.

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Nahitan Nández, en el partido ante Colombia. Foto: Archivo El País.

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