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Nadie es más inteligente

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Siempre tomó las decisiones correctas. Cuando tuvo que dejar el fastuoso y lujoso mundo del Manchester United en Inglaterra, por la humilde pero tentadora esperanza del Villarreal, no lo dudó. Apostó fuerte. Se tuvo fe. Quería jugar y no sólo cobrar.

Lo mismo sucedió después de haber logrado el ‘Pichichi’ y el Balón de Oro con el ‘Submarino amarillo’ y llegó la posibilidad cierta de recalar en un grande (venido a menos) como el Atlético de Madrid. Fue figura. Tocó el cielo con las manos, mientras Ferguson se preguntaba cómo había sido posible que no lo tuviese en cuenta. Era el mismo, Forlán. El que deslumbró con Uruguay en Sudáfrica 2010, el Mejor jugador del Mundial, el que corría y hacía goles fantásticos con una pegada formidable, inigualable.

Diego siempre fue diferente a la mayoría. Inteligente, preparado, educado, bilingüe, súper profesional. Jamás con una reacción fuera de lugar, ni adentro ni afuera de la cancha. “Un lord”, lo definían los periodistas extranjeros. “Un lord” que siempre dio los pasos correctos, en el momento preciso.

Como ahora, cuando vio que había logrado lo que vino a buscar en Peñarol, decidió irse. Antes de que las críticas arreciaran, mucho antes de los insultos y los silbidos.

Diego sabe, por tradición familiar, que los hinchas no tienen memoria. Y él es muy inteligente.

DESDE EL ARCOJOSÉ MASTANDREA

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