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Martino seguirá adelante pese a otra caza de brujas

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Foto: EFE
Marcos Urisa

Una nueva final perdida abrirá la discusión sobre el DT, que se enfocará en el futuro tras absorber el impacto anímico; el descontrol de la AFA y el apoyo del plantel juegan en su favor.

"Si no la ganás, indemne no salís". Estaba advertido Gerardo Martino antes de viajar a los Estados Unidos. "No nos pasó en la anterior, cuando llevábamos once meses de trabajo y perdimos una final por penales. Igual fue una masacre, ¿por qué ahora sería distinto?", agregaba con resignación.

El técnico de la selección siempre supo que en la Copa América Centenario pondría su cargo en juego. Que sería observado de reojo. Y otra vez lejos del título, quedaría engrillado a la silla eléctrica.

"El análisis se hace por los resultados, y de eso no salimos más. Es como con la cuestión política del país, que se dice que entramos en una grieta y parece que no salimos nunca más: con el fútbol pasa lo mismo. Hasta que consigamos un título y arranquemos de nuevo. Ojalá sea ahora", ampliaba Martino hace menos de un mes. Nadie escuchó su deseo.

Otro martillazo sobre Argentina. Acaba de bofetearla la 16° decepción consecutiva desde la conquista de la Copa América en Ecuador 1993, cada vez más sepia por cierto.

No hay conjuro para el embrujo. ¿Traerá consecuencias sobre la continuidad del entrenador? La insensatez que atropella a la AFA le quita autoridad a los dirigentes.

Empequeñecidos en sus jugarretas políticas, empobrecidos en sus egoístas intereses, ninguno tiene estatura para alzar la mano y destituir a un hombre. al que hasta hace unas semanas le adeudaban varios meses de sueldo.

A la AFA, que se debate entre acefalías, comisiones normalizadoras e intervenciones judiciales, en este momento no le conviene comprarse otro problema.

¿Y Martino querrá seguir? Revisará todo y concluirá que la nobleza de su trabajo no merece interrupción. Sí habrá que esperar cómo asimila en los próximos días el impacto anímico y la noticia que retumbó en el mundo: el retiro de Lionel Messi de la selección.

Otra caída con Chile, un año después. Sólo él éxito hubiese frenado el vendaval. Ahora soplará un huracán y Martino intentará resistir.

Cuenta en su favor con la lealtad del plantel, al que reconquistó después de que aparecieran filtraciones entre el desenlace de la Copa América pasada y la apertura de las eliminatorias.

El vínculo interno entre los jugadores y el cuerpo técnico alcanzó en los EE.UU. el pico de afinidad. Un valor que puede ser vital en las próximas semanas. Incluso, a la espera de saber cómo juega el factor Messi.

Desde hace tiempo lo envuelve a Martino cierto abandono -en los dirigentes, en los hinchas, en la crítica- que seguramente hubiese aliviado ser el timonel del barco que domase un tsunami de 23 años sin títulos.

A bordo de otra decepción, se escucharán sentencias destructivas sobre el técnico y más de un jugador. No es el camino. Es el momento de enfocarse en un proceso que no debe dejar de apuntar a Rusia 2018. Especialmente porque la clasificación ni está asegurada.

Tras el derrumbe en la Eurocopa 2004 con Rudi Völler como técnico, el 1° de agosto de ese año la Deutscher Fussball-Bund apostó por un cambio profundo.

Llegó Klinsmann a la conducción de la selección y le ofreció a Joachim Löw que fuera su ayudante. El 12 de julio de 2006, después de que Klinsmann resolviera no renovar su contrato, Löw heredó el cargo.

Por entonces, la Mannschaft sólo arrastraba frustraciones: había quedado tercera en la Copa de las Confederaciones 2005 y en el Mundial 2006. Y ambos disgustos como anfitrión. Pero a nadie se le ocurrió torcer el rumbo, pese a que llegarían nuevas decepciones.

Porque en la Eurocopa 2008 cayó en la final, en el Mundial 2010 debió conformarse otra vez con el tercer puesto y en la Eurocopa 2012 volvió a quedar tercera. ¿Dudas? Jamás.

La tolerancia al fracaso fue vital en el proceso. Y Alemania no ganaba nada desde la Euro de 1996 o, más atrás aún, desde Italia 90. En Brasil 2014 llegó la consagración, una consecuencia natural. Y vale recordar que a Löw, antes de viajar a Río, le extendieron el contrato hasta el final de la Eurocopa que está en juego. La incertidumbre nunca resultó un problema para los germanos.

El secreto es creer en un proyecto antes de que arroje victorias. Una madurez conceptual desconocida. Agazapadas detrás de la derrota en la final saltarán nuevas críticas, porque Martino intuía una caza de brujas en caso de perder.

De volver a perder. Días antes de embarcarse a los Estados Unidos, Martino dio de baja su celular. Prefirió tomar distancia del ruido. Apenas ofreció una charla en off con los enviados de los medios en Santa Clara, antes del debut, y luego se mantuvo blindado. Eligió ser invisible para enfocarse exclusivamente en la Copa.

"Otra final no se puede perder", fue su diagnótico, lacónico, horas antes de la definición. Ocurrió. Volvió a caer, como en el desenlace de las Copas 2011 -con Paraguay- y 2015. Como en sus días de volante de Newell's, en las finales de las Libertadores 88 y 92.

Nunca dejó de espiar el futuro, por eso la preparación para los Juegos Olímpicos de Río tiene fecha de comienzo: lunes 4 de julio. Está cansado, agotado de tantos desórdenes estructurales en la AFA que le siembran obstáculos a cada paso. Pero no es nuevo. En el círculo íntimo buscará renovará las fuerzas para afrontar un futuro que, sin Messi, será aún más empinado.

"El entrenador siempre está esperando el juicio final", comentó un día al pasar. Después el 5-0 con Panamá, en una rueda de prensa le festejaron que con ese resultado ya había quedado a salvo de cualquier condena, pero Martino no se dejó engañar: "¡Nooo, todavía falta.! Y ustedes no tienen problemas en esperar.", ironizó.

Sabía que quedaban balas en la recámara.Martino. Seguirá adelante pese a otra caza de brujas

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Foto: EFE

COPA AMÉRICALA NACIÓN/GDA

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