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De la mano de Giusepina

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Postales. Ruglio y sus amigos con la monjita que reza por los triunfos. Foto: Archivo El País.

Desde que la monja de Pinerolo reza por los aurinegros, el equipo de Pablo Bengoechea no ha vuelto a perder.

El consejero de Peñarol, Juan Ignacio Ruglio, estuvo recientemente en Pinerolo, la ciudad del Piamonte italiano que le dio el nombre al club. Allí conoció a Giusepina, la monja del lugar quien prometió rezar por Peñarol. Desde entonces, el equipo de Bengoechea no ha vuelto a perder.

"Era una cosa que había soñado, que había querido hacer siempre. Aproveché un viaje particular en el que estuve en España, Italia, Grecia y Francia y donde pude relacionarme con gente de otros clubes y aprender. Recorrí Italia en una camioneta de norte a sur. Pinerolo está en las montañas, casi pegado a Francia. Me di el gusto de conocer la ciudad de donde vino, allá por 1750, Juan Bautista Crosa, que fue quien le dio el nombre al club", contó Ruglio refiriéndose al inmigrante piamontés que se instaló con una pulpería en lo que hoy es el barrio Peñarol.

En aquel entonces, la gente comenzó a conocer la zona como las tierras del de Pinerolo. Y de a poco la palabra se transformó en Peñarol. Además, en aquella época se ponía junto al nombre, el lugar de donde era la persona, y Crosa y sus hijos terminaron llamándose Crosa Peñarol. "Nuestro nombre nació en esa ciudad de Turín. Esperaba encontrarme con un pueblito y es una gran ciudad donde viven unas 40.000 personas. Pinerolo fue una de las sedes de los Juegos Olímpicos de Invierno del 2006. Es una ciudad de mucho turismo invernal, porque allí se encuentran todos los picos nevados y se practican los deportes de invierno. En cualquier parte de Italia contás que estuviste en Pinerolo y todo el mundo la conoce", relató el consejero de Sentimiento 1891. "Entrar a Pinerolo y ver el cartel enorme te emociona. Lo mismo que recorrer la ciudad con la camiseta de Peñarol y que la gente, sobre todo los más grandes, de 40, 50 y más años, reconozcan al club y conozcan su historia", agregó.

Es que hasta fines de la década del 70 Peñarol y Nacional, que era grandes en el mundo, se iban todos los años de gira por Europa a jugar torneos como la "Teresa Herrera". "Da un poco de pena que las nuevas generaciones ya no conozcan tanto a Peñarol, te das cuenta que hay que volver rápido al concierto mundial", afirmó el directivo.

Ruglio estuvo un par de días en Pinerolo acompañado de tres amigos, Gonzalo, Claudio y Nicolás, todos "manyas de ley". "Nos pasó de todo. Andábamos siempre vestidos de Peñarol. Un día estábamos sentados afuera en un bar. Comentando que habíamos llegado al lugar que siempre habíamos querido conocer, brindando, con las emociones a flor de piel, y vemos venir caminando a alguien con la camiseta de Peñarol. Era un surfista de la Barra del Chuy que estaba viajando y también había querido conocer Pinerolo como nosotros. Su sueño era el mismo. Nos abrazamos como si nos conociéramos de toda la vida, terminó comiendo y pasando el resto del día con nosotros", relató Ruglio.

Recorriendo la ciudad, Ruglio y sus amigos subieron rumbo a la montaña, pues desde la cumbre se ve toda la ciudad. "Allí hay una iglesia, y vimos pasar a una monjita. La vi venir y me puse a hablar con ella, sólo porque era la monja de Pinerolo. Giusepina es una mujer mayor, chiquitita, un encanto de persona. Nos dijo que iba a rezar por nosotros y le pedimos que lo hiciera por Peñarol. Y desde entonces no volvimos a perder. Seguramente, también gracias a Giusepina que está rezando. Es más, no sé si empatábamos el clásico sin los rezos de Guisepina. Je. Todavía nos va a sacar campeones", bromeó ilusionado.

"Ella conocía la historia de Peñarol. Conocerla fue muy emotivo. Ahora, le vamos a mandar varios regalos, entre ellos libros sobre la historia del club y el carne de socia", añadió.

En Pinerolo hay una calle que se llama "Peñarol di Montevideo". Es en las afueras, casi al pie de la montañas. "Al costado había unas piedras y con ellas dibujé un CAP 1891 bien grande. Me di cuenta que si las dejaba ahí, los autos que pasaran se las iban a llevar puestas. Entonces las recogí. Todavía nos quedaba hacer Grecia, Francia y llegar a Montevideo. Eran 90 piedritas y mis amigos me decía que estaba loco, pero me las traje. Acá mandé hacer con un artesano unas cajitas con el escudo de Peñarol, la palabra Pinerolo, la fecha, la bandera de Italia y el 1891. No es un regalo menor para alguien que es hincha de Peñarol. Una piedrita de Pinerolo que además estaba en la calle "Peñarol de Montevideo". Para los que somos muy hinchas tiene una carga simbólica. Le regalé una a cada compañero del Consejo como señal de unión y de recuerdo de nuestro orígenes. Y a mucha otra gente de Peñarol", finalizó el directivo que pretende hacer un museo de Peñarol en la alcaldía de la ciudad.

Las semillas de Pinerolo por el mundo; y un barrio sin nombre.

Ignacio Ruglio está escribiendo un libro al que llamará "Semillas de Pinerolo". El nombre de la ciudad viene de un pino autóctono de la zona, llamado Pinerolo. "Entre otras cosas fui a buscar las semillas de ese pino del norte de Italia. Quiero plantar esas semillas en el estadio de Peñarol. Que el mismo pino de la zona de Pinerolo crezca en nuestro estadio. En el estadio, en Los Aromos y en el CAR", contó el consejero. Es más la idea es comenzar una campaña en las redes sociales y con carteles en la zona del estadio para ponerle Villa Pinerolo de nombre al barrio donde está enclavado el nuevo escenario. Sobre todo porque, según el directivo mirasol, ese barrio no tiene nombre.

El libro en el que trabaja Ruglio, trata sobre la cantidad de Peñaroles que hay en el mundo. "No sólo en esta región, en todo el mundo. Hay un Peñarol ¡hasta en Rumania! Entonces te empezás a dar cuenta que los colores amarillo y negro y el nombre Peñarol ha dado lugar a muchas cosas. Por ejemplo, a una scola do samba en Río de Janeiro, Sao Clemente, que compite con los colores de Peñarol, porque su fundador fue a ver un partido entre Fluminense y Peñarol y quedó enamorado de los colores, que llamó el oro preto. Por eso mi libro se llamará Semillas de Pinerolo. Y voy a mostrar entre 30 y 40 casos increíbles de Peñaroles por el mundo o de equipos como Olimpo, que deben sus colores a Peñarol".

El regalo. La cajita en que Ruglio le obsequió a sus compañeros del Consejo una piedrita de la ciudad de Pinerolo.
El regalo. La cajita en que Ruglio le obsequió a sus compañeros del Consejo una piedrita de la ciudad de Pinerolo.
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Postales. Ruglio y sus amigos con la monjita que reza por los triunfos. Foto: Archivo El País.

PeñarolSILVIA PÉREZ

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