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"Manga": una voz desde el arco

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Manga. Foto: Francisco Flores
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El brasileño volvió luego de 41 años y explicó por qué llegó en 1968 siendo “muy malo” y en 1974 se fue como el mejor arquero extranjero de la historia del fútbol uruguayo.

Ah, Manga", dice ni bien se le solicita la comunicación con Hailton Corrêa de Arruda, el joven de la conserjería del Hotel Sheraton, pese a que no había nacido en la época que fue un baluarte del cuadrazo de Nacional que a principios de los 70 (ver nota aparte) hizo historia en el fútbol mundial, sudamericano y uruguayo.

A los 78 años, es la primera vez que vuelve después de haber jugado seis temporadas en un equipo que ganó una Copa Libertadores, una Intercontinental y cuatro títulos al hilo de campeón uruguayo, para luego irse al Inter de Porto Alegre en 1974; pero su lucidez y memoria son tales, que con una pregunta inicial alcanza: desenrolla "de una", casi sin parar, todo aquello que conoce hasta el que nunca lo vio jugar, como ese muchacho al que se le pide por su verdadero nombre para hablar con "Manga".

Sin embargo, luego de tanta ausencia, hay datos y anécdotas que quedaron bajo el polvo del olvido, y que ahora van apareciendo de a poco, incluso por primera vez, al influjo de su sereno relato, como es el caso, por ejemplo, de su llegada a Nacional, acerca de la cual el Dr. Roberto Masliah —médico tricolor de aquellos años— contó que "Zezé Moreira (el técnico brasileño) dijo que para salir campeón (en 1969) hay que traer un arquero; lo que representa una parte de la historia que termina cerrando el involucrado.

"Yo estaba en un entrenamiento de Botafogo y me llamaron para decirme que Nacional me quería contratar. Viajé con un dirigente para Montevideo, acá me dieron un apartamento en Pocitos, y el primer partido lo jugué en Buenos Aires. Fue en un campeonato que disputaron Nacional, Boca Jrs., River Plate, el Benfica, que vino con Eusebio, y el Santos con Pelé, Coutinho, Carlos Alberto... Yo estaba en el apartamento y me dijeron: ´Tiene que viajar. Dije, ¿a dónde?. A la Argentina, me contestaron. Allá pregunté: ¿Con quién jugamos?, y me respondieron: Santos. El arquero de Nacional era Rogelio Domínguez, que había jugado en el Real Madrid, pero Zezé Moreira dijo: Juega Manga; y debuté sin haber entrenado. Salimos 2 a 2, un buen resultado, y en tres partidos ganamos cinco puntos; así que cuando llegamos a Carrasco la prensa estaba esperándome. Nacional tenía cinco arqueros en aquel momento: Domínguez, el Ñato (Eduardo) García, Dogliotti, y dos más. En el primer entrenamiento, cada uno atajaba dos o tres minutos y los delanteros le pateaban. Yo escuché qué decían: Vamos a ver el brasilero ese, si es bueno o no, y cuando me tocó a mí…tac, toc, tac (estira los brazos a un lado y a otro, arriba y abajo), las saqué todas; entonces, oí que atrás del arco alguien dijo: ¡Es un caballo! Después todos los otros arqueros se fueron de Nacional. No era culpa mía. A mí me habían traído para ser titular. ¡Para eso me contrataron!"

Todo lo que vino atrás de la incorporación de "Manga" para Nacional, incluida una racha de 16 clásicos sin perder, fue impresionante. Aunque el comienzo de aquel fabuloso ciclo, sobre todo para quien había jugado el Mundial de 1966 con la selección de Brasil, no fue fácil: "En el 68 no fuimos campeones, Spencer me hizo un gol de cabeza y Peñarol ganó el Uruguayo; lo que pasó fue que me tuve que adaptar a las diferencias entre el fútbol brasileño y el uruguayo. Los arqueros en Brasil no sabían salir, eran muy malos; y yo, igual. Tenía esa falla, pero aquí aprendí. Miraba a los arqueros de otros equipos; Aníbal Paz (ex arquero tricolor, campeón mundial de 1950) no trabajaba con nosotros como los entrenadores de arqueros actuales, pero me hablaba; yo también veía los partidos del fútbol argentino…y así aprendí, porque en Brasil los punteros eran muy rápidos y, cuando tiraban centros, los arqueros no salían, porque si salían, chocaban con los defensas o llegaban tarde. Por eso, cuando empecé a hablar, y a gritarles a Ancheta, Cococho Álvarez, Masnik… ¡míiiaaaa!, ¡deiiijaaaa!, todo se fue arreglando".

Recuerda todo como si fuera hoy, hablando sin nostalgia. Así, dice que su mayor afinidad en la vida diaria de aquel plantel de hombres que tenía Nacional era "con Cubilla…tomábamos mucho chimarrão (para los "gaúchos": mate), aunque también conversábamos con Peta Ubiña, el Gordo Mujica, Maneiro, Artime, Celio, Nacho Prieto, Masnik, Espárrago, Morales, Brunell, Cacho Blanco…"; y en forma gráfica describe al "Pulpa" Washington Echamendi, el empírico y visceral entrenador tricolor formado en "la universidad de la calle", abriendo los ojos grandes y exclamando: "¡Ese sí que era bravo!¡No le gustaba que los jugadores se entretuvieran con la pelota cerca de nuestro arco!"

Ahora vive en Salinas, otrora "balneario top" de la costa del Pacífico ecuatoriano, que le cedió ese liderazgo a Manabí, pero ni así "Manga" echa algo de menos. Quizá porque, aún tras haberse ido de Nacional con 37 años, siguió saliendo campeón, reconocido, respetado, hasta que en 1981 decidió retirarse; y después, primero en Miami y posteriormente en Ecuador, dirigió escuelitas para arqueros, sacando a varios importantes: "Yo formé a Banguera, Domínguez, Zeballos…todos llegaron a la selección de Ecuador, que tuvo en ese puesto jugadores del nivel que nunca había tenido antes. (Francisco) Zeballos, incluso, llegó a Ministro de Deportes y a presidente del Barcelona. Recuerdo que un día, como estaba enfermo, la madre no lo trajo más, y la fui a convencer a la casa para que lo mandara; yo tengo eso: miro a un arquero y me doy cuenta de lo que puede dar por la forma cómo se para. ¿Qué les enseño? Que en el arco no se puede fallar; y, por eso, no puede ser lo que hacen hoy, que entran a la cancha con los niños en brazos, muestran el letrero (publicidad) en el pecho y la espalda, miran a la esposa y los hijos en la tribuna y los saludan con la mano… ¡No, eso no! ¡Hay que estar muy concentrados!"

"Ah, Manga", dijo el joven en la conserjería del Hotel Sheraton cuando recibió el pedido de comunicación con la habitación de Hailton Corra de Arruda, pese a que ni había nacido cuando el huésped solicitado se llamaba Airton Correia de Arruda, como se le conoció y llamó en Uruguay entre 1968 y 1974: seis años en los que "Manga", muy afecto a los juegos de azar, iba a Los Céspedes con una radio Spica (portátil) y la colgaba en la red, a un costado del arco, para escuchar los números que salían en la quiniela durante las prácticas.

Si tenían algo difícil aquellos aparatitos era que, a veces, no resultaba fácil sintonizarlos; así que quizá eso lo ayudó a "agarrar la onda" para que, después de llegar a Nacional con el rótulo de arquero que no sabía salir, "Manga" se haya ido siendo un arquerazo. Seguramente, el mejor extranjero de toda la historia del fútbol uruguayo.

Campeón con cada equipo que jugó

nHailton Corra de Arruda nació en Recife el 26 de abril de 1937, y desde hace 32 años en esa fecha se festeja en Brasil "El día del arquero", a modo de homenaje a "Manga". Trayectoria: Sport Recife (1955/59); Botafogo (1959/68); Nacional (1968/74); Interncional (1974/76); Operario (1977/78); Coritiba (1978); Gremio (1979/80); y Barcelona de Ecuador (1981/82).

Títulos estaduales: Campeón pernambucano, 1958 con Sport; carioca, 1961, 62 y 67con Botafogo; gaúcho, 1974, 75 y 76 con Inter, y 1979 con Gremio; de Mato Grosso con Operario, 1977; y paraense con Coritiba, en 1978.

Títulos nacionales: Uruguayo con Nacional, 1969, 70, 71 y 72; de Brasil con Inter, 1975 y 76; y de Ecuador con Barcelona, en 1980 y 81.

Títulos internacionales: Copa Libertadores e Intercontinental 1971, e Interamericana 1972 con Nacional.

Gol: El 30/05/73 hizo un gol de arco a arco cuando Nacional le ganó a Racing 7-0.

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Manga. Foto: Francisco Flores

HistoriasJORGE SAVIA

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