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Llegó la perestroika

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El mediocampo de Uruguay llenó de fútbol el Centenario y selló el pasaje

Mijaíl Gorbachov, presidente de la exUnión Soviética (1990-91) fue el impulsor de la Perestroika, llamada “la revolución de las esperanzas”.

Esa “reestructuración” llegó a la Celeste de la mano del maestro Tabárez. Se puede decir que -de cara al Mundial de Rusia 2018- es la Prestroika de Uruguay, del fútbol de la selección, de la conformación de un mediocampo con otro perfil, mayor tenencia y mejor trato de pelota, y tan efectivo como el anterior, ese medio mixto, con volantes de marca y contención, no tan atildado en el juego, pero rendidor.

Anoche, se vio ese cambio. Se palpó en el juego, en los pases, en la salida prolija del fondo, en los balances, y también en la generación, porque los jóvenes volantes de la nueva Celeste, tuvieron un altísimo rendimiento -Bolivia mediante, claro- y permitieron comprobar que el futuro es mucho más promisorio de lo esperado.

Rodrigo Bentancur tuvo la batuta. Elegante, notable pasador, llevó al equipo hacia el arco de enfrente sin pelotazos ni errores.

Tuvo socios, claro. Porque Matías Vecino y Federico Valverde también rayaron a gran nivel, manejaron el balón y fueron certeros en sus habilitaciones, al igual que Giorgian De Arrascaeta, en su mejor versión desde que está en la selección, porque el hoy jugador del Cruzeiro, llevó el ‘10’ en la espalda sin problemas, y jugó como un verdadero enlace, un volante de creación, ejecutante de tiros libres y habiltador de dos delanteros temibles, punzantes, terribles, como Luis Suárez y Edinson Cavani. De hecho, participó de los últimos dos goles de Uruguay.

Fue el mediocampo ideal. Con buen pie, con notable manejo de pelota y con generación de fútbol, una de las falencias que tuvo el equipo a lo largo de las Eliminatorias, y que empezó a encontrar en el cierre, cuando Tabárez le abrió las puertas a los jóvenes que habían brillado en la Sub 20.

La Perestroika Celeste comenzó tras el punto obtenido ante Argentina en el Centenario. Cuando la clasificación estaba prácticamente asegurada y se podía elaborar el plan recambio. Lento, paulatino, “sin locuras”, como dijo el propio Tabárez y “cuando consideró que estaban prontos” para jugar en la mayor, no lo dudó: los reservó y los convocó.

Apareció Federico Valverde y fue figura en Asunción. Después sumó a Rodrigo Bentancur contra Venezuela y mostró que la Celeste le quedaba pitada, y también le llegó el turno a De Arrascaeta, porque tuvo más minutos y salió desde el vamos ante Bolivia.

El nuevo mediocampo le dio otra imagen a la selección. Le cambió el juego, pero siguió con el mismo ADN, ese de no dar ni una pelota por perdida y transpirar la camiseta hasta la última gota.

Al igual que Gorbachov, Tabárez empezó con la “reestructuración” de la Celeste. Y le apuntó al mediocampo, donde se elabora el fútbol, donde se gesta todo.

Los volantes juveniles terminaron la tarea que empezaron los más veteranos. Sellaron el pasaporte a Rusia 2018. Tarea cumplida.

Los 45 que citó el maestro

A lo largo de las Eliminatorias, Oscar Tabárez citó a 45 futbolistas. El cierre, después de dos años de un largo camino, fue anoche, pero la ruta a Rusia 2018 la hicieron todos, etapa por etapa: F. Muslera, M. Silva, M. Campaña, E. Conde, G. Guruceaga, D. Godín, J. Giménez, M. Cáceres, M. Pereira, S. Coates, M. Victorino, D. Polenta, E. Velázquez, G. Silva, J. Fucile, M. Lemos, A. Pereira, C. Rodríguez, F. Ricca, G. Varela, A. González, C. Mayada, Arévalo Ríos, C. Sánchez, G. Pereira, M. Vecino, N. Nández, N. Lodeiro, R. Bentancur, F. Valverde, G. Ramírez, B. Lozano, D. Laxalt, G. De Arrascaeta, C. Stuani, A. Hernández, D. Rolan, G. Pereiro, C. Stuani, E. Cavani, L. Suárez, J. Urretaviscaya, J. Rodríguez, M. Santos, y M. Gómez.

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