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Leo Ramos tiene "de hijos" a los grandes

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Foto: Ariel Colmegna.

Danubio recuperó la sonrisa de la mano de Leo Ramos, un hombre de la casa, un entrenador que regresó cuando el club más lo necesitaba y ya le cambió la cara.

Debutó con triunfo ante Liverpool 3 a 0 en Belvedere, luego Villa Teresa le quitó una victoria de las manos y le empató en Jardines 1 a 1 y anoche, volvió a parar al Danubio de siempre, ese que le peleó de igual a igual al más pintado a lo largo de su rica historia.

Leo Ramos recuperó al equipo. Y el conjunto franjeado recuperó su identidad. Fue al frente, atacó, y buscó la victoria desde el inicio, sin refugiarse en su cancha ni renunciar a su propuesta.

Y los números no mienten. Porque Ramos mantuvo el buen trato de pelota, pero le sumó personalidad a un equipo juvenil.

Con el triunfo de anoche, llegó a siete victorias ante los grandes en 11 partidos. Perdió en tres oportunidades y empató en otra. Ante Nacional, tiene saldo a favor con cuatro victorias y dos derrotas.

Leo Ramos volvió a festejar. Con los puños apretados y una sonrisa de oreja a oreja. Como lo hizo antes, acostumbrado a festejar en cancha ajena, repitió plato en el Parque Central.

Su equipo, el mismo que no daba pie en bola en el Clausura, pareció otro, y terminó abrochando una victoria importante ante el tricolor copero.

Los números no mienten. Y Leo Ramos tiene saldo a favor en esos choques frente a los grandes. Se puede decir que los tiene "de hijos".

Los de la Curva festejaron. Y más allá de la vcitoria, festejaron haber recuperado su identidad.

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Foto: Ariel Colmegna.

DANUBIO

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