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Lección de fútbol

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Paulinho tuvo espacio, nadie lo marcó y le pegó de lejos al arco: la clavó arriba. Foto: Gerardo Pérez

Brasil fue un gran equipo ante un Uruguay de bajísimo nivel.

Perder contra Brasil era una posibilidad y bastante cierta para ser francos. ¿Cuántos de nosotros dijimos antes del partido que firmábamos el empate si nos lo ofrecían? Si, yo estaba dispuesto a hacerlo, porque sin dudas el equipo que dirige Tite es el mejor de las Eliminatorias. No en vano llegaba a este partido con seis triunfos consecutivos.

Lo que ningún uruguayo fue capaz de imaginar fue que los brasileños vendrían al Centenario y por segunda vez consecutiva (como en 2009) anotaran cuatro tantos. No porque Brasil no fuera capaz de hacerlos, sino porque los antecedentes de Uruguay no lo admitían.

El 4-1 fue un golpe doloroso, que dio en el medio del alma de cada uruguayo. Para los que miramos de afuera hay tiempo para asimilarlo, pero para el plantel celeste no.

El choque entre el primero y el segundo de las Eliminatorias sudamericanas nunca reflejó en cancha eso, sino que jugó el líder cómodo ante el quinto o sexto; tampoco que Uruguay fue el local y Brasil el visitante, pues pareció todo lo contrario.

Ni siquiera haber empezado en ventaja a los 9, con otro gol de Cavani, pudo frenar a Brasil. Entonces, lo primero que se debe hacer es aceptar la justicia del resultado. Simplemente hay que decir que la visita (liderada futbolísticamente por Neymar y con Paulinho vestido de verdugo) fue muy superior y por allí hay que buscar la explicación. Uruguay no tuvo armas para frenar tanto fútbol desplegado, sobre todo en el mediocampo.

Tampoco hay que ser lapidario y decir que Uruguay está en crisis. Se perdieron tres puntos, sí; y se recibieron cuatro tantos, pero la tabla sigue mostrando a la Celeste segunda y con un importante saldo de goles a favor. No obstante, hay que poner las barbas en remojo. Y el mensaje va dirigido directamente al maestro Tabárez. Nunca le encontró la vuelta al partido y una vez más demoró los cambios, pero por el crédito que se ha ganado tanto él como el plantel, se puede llegar a ser condescendiente con esta catástrofe.

Lo que realmente debe preocuparle al Maestro es el rendimiento bajísimo de algunos futbolistas que han sido emblema, como Maxi Pereira y el "Cacha" Arévalo Ríos. Desde hace tiempo Carlos Sánchez no es el mismo y en ataque por supuesto que se extrañó a Luis Suárez.

Cavani, lejos el mejor, se puso el cuadro al hombro ayudado por el "Cebolla" y Vecino, pero el equipo nunca apareció. En Perú será una final.

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Paulinho tuvo espacio, nadie lo marcó y le pegó de lejos al arco: la clavó arriba. Foto: Gerardo Pérez

ELIMINATORIASDANIEL ROSA

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