El pasaje de Wanderers a octavos de la Copa Sudamericana, como refleja el informe de Ángel Asteggiante en páginas 8 y 9, replantea un tema que se instala en nuestro país dos veces al año, tras la siempre breve y frustrada participación de Peñarol y Nacional en los torneos de clubes más importantes del fútbol continental: ¿por qué no avanzan, y hasta los eliminan rápido?
JORGE SAVIA
Seguramente no hay una sola respuesta, pero tal vez una surge del mensaje que deja la fijación de los escenarios en los que tricolores y aurinegros jugarán el próximo fin de semana: por iniciativa o ante propuesta del rival, "pagan" —asegurando cierta venta de entradas o compartiendo gastos— por no jugar con Fénix y Boston River (sí, Fénix y Boston River...) en una cancha chica, aunque el Franzini ni siquiera era la del locatario.
Es una señal de debilidad, como la del atleta de salto alto que pone el listón lo más bajo posible para que no le insuma gran esfuerzo superarlo; y se engaña, como les pasa a los grandes: apenas la actividad internacional les pone la vara un poco más arriba, se llevan flor de porrazo, así sea ante Laja, Luqueño o Garcilaso.
EL ANÁLISIS