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Ignacio Risso, de la cancha al banco

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Foto: Ariel Colmegna
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Ignacio Risso, de la cancha al banco. Gracias a Defensor, Risso recuperó el entusiasmo por el fútbol, pero desde otro rol: como entrenador.

El fútbol, en la actualidad, se vive con mucha intensidad. El hincha, cuando un jugador vistió sus colores con cierto éxito y luego decide ponerse la camiseta de un rival, lo toma como una traición. Son contados los jugadores que lograron ganarse la afinidad de las dos hinchadas de un clásico. Uno de ellos es Ignacio Risso, campeón en Danubio e idolo de Defensor."Nacho" conquistó el Uruguayo 2004 con la camiseta danubiana y se ganó el cariño de la gente de Maroñas. Años después, tras un periplo en el exterior, volvió a Uruguay pero se puso otra camiseta, la violeta del Parque Rodó.

La hinchada de la franja, para sorpresa de la mayoría, no lo tomó a mal. Risso, en cambio, no se sorprendió ya que tiene una justificación: el respeto. Desde su punto de vista, la forma en que trató el tema y el agradecimiento que mostró hacia Danubio forjó esa especial relación.

Esa forma de actuar, que aprendió de su padre, le generó un grato recuerdo. "A pesar de estar en un fútbol de mucha adrenalina, con poca memoria, esa relación es una cosa linda que me llevo", declaró.

A sus 37 años y tras cinco en el ataque violeta, Risso tomó una decisión y volverá a cambiar de bando, pero esta vez no será de equipo. El delantero dejará de pararse en el área rival y lo hará en el área técnica, como entrenador.

Saber retirarse a tiempo es una cuestión especial para los futbolistas. Muchos demoran la decisión lo más que pueden, que no siempre coincide con su esplendor de juego. No fue el caso de Risso, que todavía disfruta de la rutina futbolística. "Yo seguía con ganas de ir a entrenar, es como ir a trabajar a un lugar y ser feliz". Ante esta situación, ¿por qué no seguir? El delantero también tiene una respuesta: "Preferí tomar yo la decisión a que me estén avisando que llegó el momento. Irme con todo este cariño que le pude dar y me dio la gente es lo mejor para mí", explicó.

A pesar de su relación con la gente, no cree que merezca un partido despedida. "Eso es para Fleurquin o el Nico Olivera. Yo, con el cariño que me dieron, estoy sobrado", dijo.

La ilusión de lograr ese esquivo Campeonato Uruguayo con la violeta y también disputar la Copa Sudamericana no fueron suficientes argumentos para mantenerlo dentro de la cancha. La decisión, que ya había evaluado pero costaba tomar, la afirmó en el último torneo. "En la cancha veía los partidos como entrenador más que como jugador. Miraba mucho el colectivo más que lo personal", expresó.

Además, otro factor que incidió en su decisión de dejar los botines y colgarse el silbato, fue el relacionamiento que logró con los juveniles de Defensor. Fueron ellos, explica Risso, quienes le despertaron las ganas de seguir vinculado al fútbol.

En un momento de su carrera, el delantero no tenía ganas de seguir vinculado al mundo del fútbol por ciertas vivencias personales. "Fue por desilusiones que uno se lleva, el fútbol es muy dinámico, un día te quieren y otro día se olvidan". Si bien la decisión final fue tomada hace pocos días, el delantero la manejaba hace tiempo y es por eso que realizó el curso de DT el último año.

En el devenir del curso y durante el desarrollo de su carrera fue forjando el estilo futbolístico que intentará plasmar en sus equipos: "Hay que generar espacios y atacar por las bandas", explicó.

Con carnet en mano y cuerpo técnico confirmado, solo resta un llamado para comenzar esta nueva etapa. "Primera o inferiores; estoy preparado para lo que venga", afirmó confiado el futuro entrenador.

Un entrenador con estudio

Cuando Risso habla sobre su futuro futbolístico lo hace con gran emoción, la cual se nota en su manera de expresarse. Es que, como reconoce, la decisión lo cautivó y le dedica su tiempo. "Lo bueno es eso, que me tiene muy entusiasmado. Estoy intentando leer mucho", explica. Por esta razón, uno de sus grandes gastos en los últimos tiempos ha sido en libros, gran parte adquiridos en España, donde jugó en Ponferradina. Otro aspecto que ayuda en su formación es el intercambio con compañeros que jugaron en otras partes del mundo. "Vas anotando vivencias, las maneras que hay que decirle cosas a los jugadores", explicó "Nacho". "El fútbol es muy amplio, abarca muchos temas. No es solo estrategia".

Como carrasco, pero no en todo

El juego al que apuntará Ignacio Risso hace pensar en el que ejecuta en sus equipos Juan Ramón Carrasco. Si bien el delantero violeta no se refirió a JR, la descripción de su idea da lugar a cierta comparación. Es que ambos rechazan el pelotazo y apuestan a un fútbol dinámico, por las bandas y generando espacios. La idea de Risso es que su equipo salga a proponer y tener la iniciativa en los partidos, característica que hace atractivos a los equipos que dirige Juan Ramón. Algo que hizo JR, pero Risso se niega a realizar, es a ser entrenador y jugador al mismo tiempo. "Me tocó jugar contra Carrasco cuando lo hacía en Rocha, pero no se me pasa por la cabeza. Desde la posición que estaba yo no se veía tan bien el juego", explicó. Si bien en su zona se comportaba como un entrenador, dado que hablaba con los volantes y otros delanteros, no lo cree posible para todo el terreno. En este aspecto, Juan Ramón Carrasco seguirá siendo único.

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Foto: Ariel Colmegna

fútbolMATEO VÁZQUEZ

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