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El honor de ser celeste

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DE VOLEA

DANIEL ROSA

Seguramente el miércoles de la semana próxima (ojalá sea mañana) los uruguayos estaremos celebrando una nueva clasificación a la Copa del Mundo. Sería la tercera consecutiva y la primera en forma directa con el actual régimen de Eliminatorias sudamericanas, de todos contra todos, desde que se instauró para Francia 1998.

Sería un nuevo logro de este proceso de selecciones liderado por el maestro Tabárez, pero no habrá que quedarse solo con lo deportivo, sino con cosas más profundas, como el haber recuperado el orgullo por la camiseta celeste y la admiración por quienes la visten. En realidad esto hace varios años que ocurre, desde 2010, porque los jugadores dejan la vida por venir a defender al equipo de todos y el hincha disfruta de ir a verlos. Pero además, ese honor de vestir de color cielo ha calado tan hondo que es imposible disimular por parte de los más jóvenes.

Da gusto hoy escuchar las declaraciones de los más jóvenes y van dos ejemplos: Cuando Federico Valverde fue citado por primera vez y llegó a Montevideo para incorporarse, le preguntaron si se imaginaba enfrentando a Messi en el Centenario y él respondió que lo que en realidad anhelaba era jugar al lado de Suárez y Cavani. Y el lunes en Caracas, cuando lo consultaron a Maximiliano Gómez por su primera convocatoria, habló de lo impresionante que es para él compartir plantel con el u201cPistolerou201d y el u201cMatadoru201d, de quienes dijo con orgullo u201cson los mejores delanteros del mundou201d.

Llegar a la selección uruguaya ya no es solo un logro, sino un honor que cada vez los jóvenes valoran más. Los referentes para ellos ya no son los extranjeros sino los propios uruguayos. Que siga así.

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