Publicidad

La historia de siempre

| No hay amistoso que valga; es la esencia: peleas, afectos y polémica

Compartir esta noticia
 NACIONAL,PEÑAROL 20120114 720x500

JORGE SAVIA

No hay amistoso ni torneo de verano que valga. Con jugadores experientes o juveniles, y con titulares o suplentes, Nacional y Peñarol quieren ganar el clásico que sea, juegue por lo que se juegue, de cualquier manera.

Por eso, lo que ocurrió el viernes pasado en el Estadio Centenario, y en el marco de la disputa de la Copa Bimbo, no se justifica, pero se entiende aún a regañadientes: es la tradición la que enseña.

Además, el clásico es como es, no sólo en las verdes, también tiene maduras; hay aspectos malos y también buenos, incluso en la faz disciplinaria, dentro de un mismo cotejo. Como pasó y se vio la otra noche, al fin de cuentas, donde los mismos protagonistas del "ringue-ranga" que se armó después que el árbitro cobró el penal de Valdez a Boghossian, y previo a las expulsiones del zaguero aurinegro y de Matías Abero, graduaron sus decibeles y se comportaron correctamente.

Está bien, entraron después, con el partido menos caliente, y hay una amistad de por medio, gestada con la convivencia en la selección que fue al Panamericano de Guadalajara, pero el abrazo del final entre Tabaré Viudez y Emiliano Albín es una postal de todo eso. Esa también, en materia de clásicos, es una historia de casi siempre. Una postal elocuente, que ilustra incluso episodios como los de la relación de rivales como Obdulio Varela y Julio Pérez, que se trataban "de usted", aunque se visitaran en sus casas con frecuencia y estuvieran unidos eternamente por la epopeya escrita por "la Celeste" en el Mundial del 50.

En lo que refiere puntualmente al clásico del viernes pasado, un par de consideraciones concretas:

1) No pareció penal de Valdez a Boghossian. Se dice: "Lo tocó". Sí, ¿y qué? El fútbol es un deporte de contacto; que un jugador toque a otro de una forma que, para registrarlo, hasta el testimonio televisivo deba ser visto varias veces, no es una agresión, ni una jugada ilícita, siquiera. El delantero no cayó por el "toque" del zaguero; de la misma forma que, en el último clásico del Apertura, no fue falta aquel choque del botín de Rolín contra el de Joao Pedro, y por el cual Peñarol reclamó penal del tricolor al brasileño.

2) Lo anterior no justifica la reacción de Valdez, ni la de Darío Rodríguez, agarrando del pelo a Abero; en el caso de este último, incluso, extrañó pues no se puede pensar que actuó llevado por la impotencia de sentirse superado físicamente, como le pasó otras veces; en lo futbolístico, jugó como los botijas que tuvo enfrente.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad