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Federico Rodríguez está de vuelta

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Foto: Ariel Colmegna.

El goleador se rompió los ligamentos cruzados en diciembre cuando estaba por concretarse su pase; las lágrimas fueron muchas, pero ya quedaron atrás.

El domingo 10 de diciembre del año pasado, en el Parque Central, Federico Rodríguez sintió un crack en la rodilla y aunque nunca lo había vivido, temió lo peor. Dos días más tarde, la resonancia lo confirmó: rotura de ligamentos cruzados y seis meses lejos de las canchas. El sábado volvió a jugar. Ingresó a los 75’ del partido entre Boston River y El Tanque, en el que los del barrio Bolívar volvieron al triunfo. Se sintió bien y hasta le dio el tiempo para habilitar a Pablo Álvarez, quien anotó el tercer gol de los dirigidos por Alejandro Apud.

“Estaba muy nervioso, sentía mucha ansiedad, perecía que era la primera vez que iba a entrar a una cancha. Después se me fue yendo. Cuando me llamó Ruben (Silva) para entrar me puse muy contento. El ‘Turco’ (Apud) me había comunicado unos días antes que iba a estar en el plantel por primera vez. Pero no me dio la certeza de que iba a entrar. Por suerte se dio, el resultado también ayudó porque íbamos ganando. Y después pudimos hacer un gol más”, contó Federico en la tranquilidad del apartamento de Pocitos que comparte con su esposa Tatiana y sus dos perros.

Tras una lesión tan grave y una ausencia de siete meses es lógico que el temor esté presente. Por eso el delantero no quiso volver a jugar hasta sentirse bien seguro. “El miedo lo fui perdiendo con los entrenamientos, ya llevo un mes trabajando a la par de mis compañeros y jugué dos amistosos. El miedo de ir a trancar, de ir fuerte, de hacer cambio de velocidad, picar o saltar, ya lo había perdido. Era lo que yo quería, llegar a un partido oficial con seguridad”.

Su regreso coincidió con una victoria que Boston mucho necesitaba tras dos derrotas consecutivas. “Veníamos de perder dos partidos, uno con Defensor que es un rival complicado y el otro con Rampla en el Olímpico, una cancha siempre difícil. Por suerte pudimos volver a ganar y seguir sumando para la Anual y para terminar el Intermedio lo mejor posible”, analizó el delantero.

Durante su larga ausencia, Boston River vivió cosas muy lindas: su histórica participación en la Copa Sudamericana y su clasificación a la siguiente fase donde deberá enfrentarse a Cerro Porteño, al que visitará el 11 de julio. “Lo más difícil de la lesión fue perderme todo eso. Cuando veía a los compañeros tenía muchas ganas de estar con ellos en la cancha”, admitió el goleador, a quien incluso habían anotado para el partido de vuelta con Comerciantes Unidos. “La rodilla ya estaba sana, el doctor Voituret ya me había dado el alta, pero yo no quería entrar hasta que me sintiera bien y con confianza. Y con minutos al menos en amistosos. No llegué a ese partido, pero gracias a Dios clasificamos y ahora espero estar”, se ilusiona.

“Es un gran orgullo ser los únicos que seguimos adelante en la Copa, aunque hubiera estado bueno si todos los uruguayos clasificaban. De repente en el momento no te das cuenta de lo que consiguió Boston River y lo vamos a valorar más adelante. Estamos en un equipo que hace diez años estaba en la C y hace un año y poco en la B y hoy somos los únicos que seguimos en la Sudamericana. Y en la tabla Anual hoy estamos sextos, con posibilidades de volver a entrar a una copa. La realidad supera la expectativa del hincha más optimista del club”.

Sin revancha.

Recibir la noticia de una lesión grave nunca es sencillo. En el caso de Federico se agregó que estaba a punto de concretar un pase al fútbol mexicano. “Aún no había nada firmado, pero tenía grandes chances de irme”. Cabe recordar que Federico se fue a Italia con sólo 19 años tras ponerse la camiseta de Peñarol en la sede y su primera experiencia en el exterior no había sido lo que esperaba. “Para mí era tremenda revancha. Cuando me caí en aquel partido con Nacional sentí un crack en la rodilla. Nunca me había pasado, pero lo primero que me vino a la cabeza es que me había roto los ligamentos. Quise volver a entrar, pensando que me podía haber sonado la rodilla por un mal movimiento, pero el dolor era mucho, tanto como las ganas de jugar. Volví a entrar y en un movimiento se me fue la rodilla. Ahí la vi negra porque cuando se rompe el ligamento la rodilla pierde estabilidad. En ese momento me asusté y pedí el cambio”.Dos días después se confirmó. “Me dieron el resultado y lo empecé a leer en el auto. Decía cosas normales, como los meniscos bien, por ejemplo. Pero cuando llegué al renglón de los ligamentos, tiré el papel y me puse a llorar. Por suerte estaba con mi esposa. Ahí decidí operarme y empezó todo este largo camino”.

Ayer de tarde Federico tenía la última consulta con el doctor Voituret. Hasta el alta lo visitó una vez por mes para que lo fuera orientando en la recuperación, la que se tomó muy en serio. Realizó la rehabilitación en el centro EcoBody con el profesor Federico Delbene, a quien él ya conocía. Allí trabajaba ocho o diez horas por día. También hizo acupuntura en la clínica Montero. Hizo de todo y valió la pena.

Apoyo: Tulbovitz y Barcia.

Las malas experiencias siempre tienen un lado positivo y Federico lo vivió en carne propia durante su larga recuperación. “Recibía muchos mensajes y llamadas de conocidos, compañeros y colegas. “Por ejemplo, Leandro Barcia, a quien yo conocía del fútbol pero no personalmente, me escribió para darme fuerzas porque a él le había pasado lo mismo. Fue un lindo gesto”, contó el delantero. “Está bueno cuando te comunicás con gente que ya vivió lo mismo porque te cuentan muchas cosas que te ayudan. También hablé con Diego Riolfo, que me explicó cómo iba a ser todo y me dio consejos. A él le pasó dos veces“. Otro que lo llamó varias veces fue el profesor Marcelo Tolbovitz. Y ayer volvió a hacerlo tras su retorno.

Copa: “El embudo se hace chico”.

“Parece que me pusiera el casette, pero es en serio que vamos partido a partido”, dijo Federico sobre el futuro de Boston River. “A la Copa la miramos de reojo porque se acerca la fecha, pero no podemos descuidar el torneo local, que es lo que nos da de comer como quien dice”, agregó quien se ilusiona con debutar en la Sudamericana ante Cerro Porteño. “Lo positivo es el viaje, pero es un equipo muy difícil. A medida que vas pasando en la copa el embudo se hace más chico. Si no era Cerro Porteño iba a ser otro. Llevan mucha gente y te hace sentir la localía, pero no hay altura, somos once contra once y vamos a tratar de imponer nuestro juego, que fue lo que nos llevó a estar donde estamos”.

Un promesa cumplida.

Federico no se afeitó durante los siete meses en que estuvo recuperándose de su lesión de rodilla. Hizo la promesa de no hacerlo hasta que jugara su primer partido. Recién el domingo, después del cotejo frente a El Tanque en el que ingresó desde el banco, se sacó la barba. Ayer por la mañana ya parecía otra persona.

Foto: Ariel Colmegna.
Foto: Ariel Colmegna.
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Foto: Francisco Flores.

BOSTON RIVERSILVIA PÉREZ

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