Terminó la novela del verano con el final esperado: Iván Alonso dejó Nacional y se marchó a River Plate argentino. En lo que no hay coincidencia es si el final fue feliz o no.

En casos reales suele ocurrir según el cristal con el que se mire. Los hinchas tricolores se dividen en si el delantero se portó bien o mal con el club. Desde un lugar más objetivo, el análisis de la situación me deja la sensación de que fue un buen negocio para todas las partes.

Desde el lado de Alonso, por el mismo salario (US$ 60.000 al mes, según reveló el presidente tricolor José Luis Rodríguez) se aseguró un año más de contrato, pues con Nacional culminaba en junio y no tenía garantías de que se lo renovaran. Además, se va a jugar al campeón de América.

A Nacional, en tanto, le entra dinero (aproximadamente medio millón de dólares) por un jugador del que pensaba no tenía valor de reventa en virtud de su edad (próximo a los 37 años) y el que podía irse en junio sin dejar nada a las arcas de la institución. Y de yapa se saca de arriba el salario más importante de su plantel, además de bajar el promedio de edad. Lo dicho: un buen negocio para todos.

El Análisis - daniel rosaDANIEL ROSA