Cerca del mediodía, un llamado a las oficinas de la calle Viamonte alertó sobre un supuesto atentado; el presidente del organismo tuvo que salir a la calle, en donde se encontró con decenas de periodistas.
Lo que faltaba a los dirigentes del fútbol argentino: una amenaza de bomba en el edificio de la AFA en la calle Viamonte. Cerca del mediodía, un llamado alertó a los empleados del organismo regulador del fútbol de la vecina orilla de un posible atentado. Como marca el protocolo, todos abandonaron el recinto; pero cuando salió Luis Segura, quien resiste como presidente del ente, se encontró con una decena de periodistas que lo abordaron.
"No hablo. No hablo", repitió una y otra vez el dirigente, que se tuvo que volver antes de la final de la Copa América por la amenaza de intervención de la AFA y la comunicación de la FIFA.
"Por favor, saben que yo siempre los atiendo, pero ahora no quiero hablar", repitió Segura ante la insistencia de los medios. Luego, la policía cerró la calle.
ARGENTINALA NACIÓN/GDA