El primer triunfo de la selección uruguaya en La Paz será recordado por los goles de Cáceres y Godín, pero, sobre todo, por la actitud de un grupo que protagonizó un gran partido pese a la adversidad que suelen plantear los 3.650 metros de altura sobre el nivel del mar.

Las señales que brindó la selección fueron opuestas a las que suelen transmitir los equipos uruguayos cuando llegan a La Paz. Jugaron con un protagonismo inusual y se adueñaron del fútbol en un escenario adverso.

Desde el inicio se comprobó que Uruguay quería ser protagonista. Abel Hernández se transformó en el punta de lanza de una estructura que empujaba y pinchaba a los rivales, y Stuani, en el socio ideal, porque como pivote bajaba pelotas para un lado y otro.

Entre los futbolistas que actúan en Inglaterra, uno en Hulk y el otro en Middlbesbrough, se encargaron de cargar a los defensas y el resto del equipo aguantó con dos líneas de cuatro, bien plantadas, pero no excesivamente recostadas sobre el arco de Muslera.

Con ese detalle ofensivo, que se terminó transformando en un asunto neurálgico, Uruguay le planteó dificultades a la selección boliviana.

Después, lo de siempre, las atajadas de todos los goleros que suben a La Paz y la actitud de todos los futbolistas para defender el cero en el arco, para protagonizar un resultado histórico que ahora dirá: 11 jugados, uno ganado, cuatro empates y seis perdidos.

A los 120" de fútbol en La Paz, cuando los equipos bolivianos encierran bajo los tres palos a los visitantes, Uruguay sorprendió con un saque de Muslera, con el pie —que llegó al área visitante—, y Abel Hernández aprovechó, entre los errores de los defensas, para definir abajo y obligar al golero a desviar al córner.

El volante de Independiente realizó un buen despliegue por la banda izquierda, hasta que a los 36 se lesionó. El técnico mandó a Mayada como lateral derecho, Cáceres pasó a la izquierda y "Palito" al medio. A Uruguay le costó acomodarse. Para el segundo tiempo, Cáceres y "Palito" volvieron a los laterales y Mayada fue como volante por izquierda.

El 2-0 del capitán resumió el funcionamiento de Uruguay. Los celestes llevaron el fútbol a la cancha del rival: Rolan fue con todo y le cometieron falta cerca del área. Sánchez, que le pegó como si hubiera realizado un curso intensivo de pelota quieta en la altura, la puso en el segundo palo, y Godín hizo lo que suele realizar.

Uruguay, que jugó un gran partido en La Paz y consiguió un triunfo histórico, llegó al final del encuentro con resto físico y estuvo muy cerca de conseguir el tercer tanto. La forma en que los celestes encararon el encuentro que marcó el estreno en las Eliminatorias fue el que estableció el marco para la victoria ante Bolivia.

ELIMINATORIASJORGE SAVIA