El nuevo técnico de Paraguay pareció muy entonado al hablar del partido de mañana, pero la historia y la realidad le dan el sentido justo a sus palabras.

Seguramente, fue dicho con una sonrisa, pícara pero no socarrona, mansa pero no canchera, rasgos que uno le conoce al "Chiqui" Arce de los tiempos en los que era un jugador de clase y, por ese motivo, entre 1996 y 2002 vino siete años seguidos a Montevideo tras haber sido electo como lateral derecho del equipo ideal del continente en la encuesta "América y Europa le responden a El País", para luego de la fiesta de premiación volverse feliz rumbo a Asunción junto a su esposa con la medalla.

"Nosotros también somos fuertes jugando en el Centenario", dijo el aún flamante entrenador de la selección de Paraguay en referencia a lo que representa —históricamente, y en las Eliminatorias actuales— Uruguay de locatario; y, como conocedor "desde adentro" de lo que son las trenzadas entre uruguayos y paraguayos, soltó que el de mañana "será un partido de macho contra recontra macho".

Ni los mosquitos, que son parte de los atardeceres en Ipané, la bucólica zona de las afueras de Asunción donde está el complejo deportivo y la concentración de la Asociación Paraguaya de Fútbol, deben haber alterado el ritmo de sus zumbidos por el eco de esas palabras; porque lo que dijo Francisco Arce tiene un respaldo estadístico y de la realidad que es irrefutable: salvo las de Argentina y Brasil, no hay ninguna otra selección en América que tenga registros como la de Paraguay en sus enfrentamientos ante la uruguaya.

Pruebas al canto: a lo largo de la historia, Uruguay y Paraguay jugaron 72 partidos, los celestes ganaron 29, los paraguayos 25, y 18 terminaron empatados; por Copa América y Eliminatorias, en conjunto, Uruguay ganó 17 veces, Paraguay 14, y 8 fueron empates; y sólo por las Eliminatorias, Paraguay ganó en 7 ocasiones, Uruguay sólo lo hizo en 3, y en otras 2 empataron.

Es más, con excepción de la derrota sufrida en las Eliminatorias de España 82 ante Perú en el Centenario, clave para que Uruguay —aún empatando luego en Lima— quedara eliminado pese a que había ganado la Copa de Oro del 80 seis meses antes, "la Celeste" no tuvo ninguna (pues la de Maracaná en 1993 rumbo a EE.UU. estaba "cantada") tan humillante como la del 5 a 0 de 1957 en Asunción, que por primera vez en la historia la dejó afuera de un Mundial cuando aún tenía jugadores de la gloriosa generación del 50 que, además, tan sólo tres años atrás había logrado el 4° puesto en el de Suiza en 1954; ni tampoco otra tan frustrante como la que en 1996, cuando Uruguay era Campeón de América (1995), tuvo el efecto de un puñal que lo dejó malherido en su intento de ir a Francia, al perder 2 a 0 con Paraguay en Montevideo, en un partido que los guaraníes volcaron a su favor con un balazo de pelota quieta que, justamente, el "Chiqui" Arce le metió a Claudio Arbiza en el arco de la Ámsterdam.

Son números, claro; pero que dejó el fútbol, lo que pasó en la cancha entre uruguayos y paraguayos, y no como mero producto de las circunstancias: con estilos futbolísticos —y características físicas, anímicas, colectivas e individuales — similares, el de Paraguay para el de Uruguay representa algo así como la horma del zapato. De ahí que... ojo: lo que dijo el "Chiqui" no fue de agrandado.

Estilo de juego: "Uruguay siempre fue esto"

"Uruguay siempre fue esto, sacrificio, entrega, los partidos siempre costaron mucho, yo no sé cuántos partidos hay que Uruguay haya ganado 3 a 0, 4 a 0; es nuestra manera de jugar, y creo que refleja la personalidad y la identidad de este grupo", dijo Cavani.

"El técnico es el que tiene dar indicaciones"

"No soy DT, soy futbolista, el DT es el que tiene que dar indicaciones para cambiar ciertas situaciones; lo que dije es que quizá nos faltó proponer, ser un poco más concientes de lo que tenemos", dijo Cavani, y agregó a una repregunta: "Capaz que no estabas atento a la respuesta y no pudiste entenderla".

ELIMINATORIASJORGE SAVIA