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El seguimiento al crack

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Messi atrapado en la red. Foto: Reuters.
IVAN ALVARADO

La estrella argentina no brilló y volvió a quedar, una vez más, en la puerta de un título con el seleccionado.

Tenía la gran oportunidad. Luego de las Copa América perdidas en 2007 y 2011 y los Campeonatos del Mundo de 2006, 2010 y 2014, Lionel Messi estaba ante una posibilidad inmejorable de festejar su primer título con la selección mayor y devolverle al país un trofeo tras 22 años de larga y sufrida sequía.

El capitán albiceleste volvió a tener un partido similar al que vivió un año atrás en el Maracaná ante Alemania, en la final de Brasil 2014. Lo anularon, no lo dejaron entrar en contacto con la pelota, y su equipo lo sintió muchísimo. En un encuentro sumamente friccionado, inclusive con alguna pierna fuerte de más, la magia del rosarino se ausentó y eso le costó carísimo no solo al equipo del "Tata" Martino sino al propio futbolista que vuelve a agregar otra frustración en su carrera con la albiceleste.

¿Fue un desastre? No, pero de él se espera mucho más. Las pidió todas, es cierto, y además contó con dos puntos que le jugaron en contra al igual que ante Alemania: la ausencia de Ángel Di María, su mejor socio, y la falta de puntería de los delanteros. De hecho, las dos jugadas más claras que tuvo Argentina salieron de sus pies. Asimismo, fue el único que convirtió un penal.

No brilló. No estuvo ni por asomo cerca del nivel que mostró esta última temporada en el Barcelona que ganó todos los títulos que tuvo por delante. Aún estando rodeado de otros cracks que deslumbran en las mejores ligas del mundo, Messi volvió a tener una final para el olvido. Deambuló por la cancha durante varios momentos y cuando agarró la pelota, parecía estar con el freno de mano puesto. Nadie lo rodeó de buena forma. El "Kun" Agüero jugó su peor partido en el torneo, el "Pocho" Lavezzi se dedicó más a marcar y correr que a abocarse a la creación e Higuaín erró un gol debajo del arco, y en la hora, casi como una continuación de lo ocurrido hace un año atrás.

Messi jugó como hace un año: de a ratitos y en cuentagotas. Sus compañeros también: corriendo, metiendo, pero lejos del nivel de los partidos anteriores. Sigue la pesadilla y ya va casi una década de frustaciones con la mayor...

Barcelona. Allá, levanta un título tras otro, rompe todos los récords individuales y es una especie de Dios.

Ha ganado absolutamente todo. En total, acumula 16 títulos a nivel local y ocho a nivel internacional. Es el máximo goleador en la historia del Barcelona con 412 goles en 482 partidos. Está en el club desde el año 2000 cuando llegó a las categorías infantiles. Es ídolo, casi un Dios. Y recién cumplió 28 años...

Juvenil. Las alegrías que "Lio" vivió de pibe con la albiceleste no las puede trasladar a la selección mayor.

A diferencia que lo que le ocurre con la albiceleste en la selección mayor, Lionel Messi sí pudo festejar con las juveniles de su país. Fue campeón del mundo sub 20 en Holanda 2005, aún dando ventaja de edad (tenía 18 años), y consiguió la medalla de Oro en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008.

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Messi atrapado en la red. Foto: Reuters.

Lionel MessiÁNGEL ASTEGGIANTE

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