A mediados de 1972, Oscar Moglia le dijo adiós a la práctica del básquet. Más que los años, era esa rodilla izquierda que siempre le daba problemas. Quedaba atrás una trayectoria sin parangón en el básquet uruguayo.
Siempre ligado a Welcome, donde llegó a los 13 años luego de haber jugado al fútbol en Mar de Fondo y donde debutó a los 15 años, ganó cinco títulos federales (1953, 1956, 1957, 1966 y 1967) y fue ocho veces goleador del torneo. También tuvo un breve pasaje por Hebraica Macabi.
Con la celeste fue doble campeón sudamericano, goleador del Mundial de Río 1954 y medalla de bronce en Melbourne 1956, también goleador del certamen. Cuentan que era un jugador completo, con técnica, potencia y un espíritu sólidamente ganador. Todo eso lo volvía imparable cuando se lanzaba con la pelota buscando el aro, por más que lo marcaran de a dos y hasta de a tres.
En el momento de la despedida, quedó como símbolo esta foto con su hijo Oscar, Osky, entonces de siete años. "Algún día, hijo, todo esto será tuyo", parece decirle el padre. Y Osky fue también basquetbolista, aunque su carrera resultó diferente, porque el juego había cambiado mucho y en especial porque a cualquiera le resultaría difícil igualar lo hecho por el primero de los Moglia. Se formó en las inferiores de Cordón y Welcome, con una etapa en Obras Sanitarias de Buenos Aires.
Y en primera, pasó por esos dos clubes, Hebraica y Neptuno, más Barcelona y Gijón en España. Fue seis veces campeón federal (1986 con Cordón, 1995 con Hebraica y de 1997 a 2000 con Welcome). Estuvo en la Selección desde la categoría menores y ganó dos Sudamericanos de mayores. Los nietos de Oscar, Santiago y Martín, también siguieron el camino que siempre lleva al aro.
JOYAS DEL ARCHIVO