Leandro se puso otra vez un equipo al hombro y obtuvo su quinta Liga Uruguaya para ser el más ganador.

Liderazgo, profesionalismo, jerarquía, juego, talento y experiencia. Leandro García Morales reúne todas esas características, las sabe conjugar a la perfección y se transforma en un jugador clave para cualquier equipo, sobre todo a la hora de jugar finales.

Y los números no mienten. Desde que se instauró la Liga Uruguaya de Básquetbol en 2003, el escolta de 36 años la jugó en 10 oportunidades y obtuvo cinco títulos en la misma cantidad de finales jugadas.

En la temporada que finalizó el viernes, Leandro terminó de consagrar otro campeonato para el mejor de sus recuerdos al ser el goleador de la serie final que Hebraica Macabi le ganó a Aguada con un global de 4 a 3 para obtener su quinta corona como jugador en el básquetbol uruguayo y transformarse en uno de los más laureados de la historia en el plano local.

El capitán macabeo sacó a relucir otra vez toda su clase al servicio de un equipo que tuvo otras figuras de relevancia para brillar en lo colectivo en el último partido de la serie definitoria.

Es que Leandro entrena para ganar y juega para ser campeón. Siempre. El liderazgo adentro de la cancha lo ejerce tomando decisiones, pidiendo la pelota para culminar jugadas en los momentos más calientes y fulminando a sus rivales con un efectivo tiro de media distancia.

Su estilo está marcando una época en el básquetbol uruguayo y sus logros también. Es el jugador diferente y desequilibrante que todo entrenador quiere tener en su equipo y en las dos últimas temporadas Leonardo Zylbersztein lo disfrutó y le supo sacar jugo a su talento, que se unió con el del resto del plantel de un Hebraica Macabi que consiguió el bicampeonato local.

Es crack y lo quieren de todos lados. Por su juego, por el profesionalismo y su experiencia, los equipos más poderosos del básquetbol local siguen sus pasos y también varios del exterior.

Leandro García Morales es el rey de la Liga Uruguaya de Básquetbol y el equipo que lo tiene lo disfruta a lo grande.

ENRIQUE ARRILLAGA

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